ANTÍGONA: LA TRAGEDIA DE SÓFOCLES
ENVUELTA EN OPOSICIONES
Karla Daniela Agustín Nicanor
DR. LUIS MARIA QUINTANA TEJERA
18 DE FEBRERO DEL 2021
TRAGEDIA. GRUPO 15
Sófocles
(Colona, actual Atenas, 495 a.C. – Atenas, 406 a.C) fue un poeta y trágico griego, es considerado uno de los grandes dramaturgos trágicos de la Atenas clásica junto con Esquilo y Eurípides. Sin embargo, tal como sucede con los autores
anteriores, gran parte de su obra se ha perdido, originando que solo siete de sus tragedias sobrevivan en su totalidad hasta nuestros días, estas son: Ajax, Antígona, Traquinias, Edipo rey, Electra, Filoctetes y Edipo en Colono.
De
la obra mencionada, se ha elegido “Antígona” para que sirva de objeto de análisis en el presente trabajo. Lo que pretendo hacer es observar con atención a los personajes de esta tragedia, identificando así el gran contraste que existe
entre sus actitudes, emociones y actos, así como su gran disyuntiva acerca de
si poner en primer plano las leyes de los hombres o las leyes de los dioses, acatar los decretos de la autoridad o darles toda la importancia a los lazos de sangre.
Para
lograr lo anterior, considero necesario primeramente brindar algunos datos generales de la
obra, hacer mención de su estructura, de los personajes que llevan a cabo la
acción, así como ofrecer un breve resumen del argumento. Posteriormente procederé a comentar los puntos enunciados en el párrafo que le precede a
este.
La Antígona de Sófocles está basada en el mito homónimo de la Grecia
Antigua, fue representada por primera vez en el año 441 a.C. Está compuesta por
el prólogo, el párodo, cinco episodios, cinco estásimos y el éxodo. Los personajes que desarrollan la acción son: Antígona e Ismene, ambas
hijas de Edipo y Yocasta, también encontramos a Creonte, Eurídice y su hijo
Hemón, al viejo adivino Tiresias, a dos mensajeros, un guardián y al coro de
ancianos tebanos.
A continuación, cito un fragmento procedente de un artículo perteneciente a la Enciclopedia Británica, pues considero que brinda un buen resumen de casi toda la totalidad
del argumento de la tragedia:
Antígona
es la hija de Edipo, el antiguo rey de Tebas. Está dispuesta a afrontar la pena
capital decretada por su tío Creonte, el nuevo rey, como castigo para
cualquiera que entierre a su hermano Polinices. Obedeciendo todos sus instintos
de amor, lealtad y humanidad, Antígona desafía a Creonte y obedientemente
entierra el cadáver de su hermano. Creonte, convencido de que las razones de estado superan los lazos
familiares, se niega a conmutar la pena de muerte de Antígona. Para cuando Creonte es finalmente persuadido por el profeta Tiresias para ceder y liberar a Antígona, ella se ha suicidado en su celda de prisión. El hijo de Creonte, Hemón, se suicida por amor y simpatía por la difunta Antígona, y la esposa
de Creonte, Eurídice, luego se suicida de dolor por estos trágicos eventos. (Taplin y Woodard, 2020)
La
tragedia inicia con Antígona comunicándole a su hermana Ismene acerca del
decreto emitido por Creonte, el cual prohíbe a todos los ciudadanos brindarle sepultura a Polinices debido a que Creonte lo considera poco merecedor de una digna sepultura.
Para entender lo anterior es necesario recordar que al abandonar Edipo el
trono, Eteocles y Polinices, es decir, sus hijos, acuerdan alternarse el poder,
gobernando un año cada uno. Sin embargo, este acuerdo es trasgredido por
Polinices quien se niega a ceder el poder a su hermano. Al final, el conflicto
se resuelve de manera muy trágica, pues ambos se involucran en un
enfrentamiento que los conduce a su muerte.
Hay
que resaltar que hay una gran diferencia puesto que Creonte, el nuevo
gobernante de Tebas y tío de ambos, brinda su favor solo a Eteocles, mientras
que a Polinices incluso le atribuye un carácter de traidor por haberse
levantado contra su patria, llegando así al problema con que inicia Antígona.
Retomando
el punto inicial, el primer aspecto que me interesa comentar es justamente la oposición presentada entre Antígona e Ismene. Por un lado, nos encontramos ante una protagonista valiente, poseedora de un
gran coraje que incluso es capaz de desafiar la ley por defender sus creencias, valores, aquello
que cree que es justo. Antígona sabe del destino que le espera si va contra lo
decretado, no es ignorante de ello, y aún con todo esto, considera que no se
arrepentiría si el defender una causa como esa, la conduce a su muerte. Se caracteriza entonces por una naturaleza
desafiante, más aún porque lo expresa públicamente, yendo contra aquello que le ordenaba permanecer dentro de la
esfera privada por ser mujer.
Por
otra parte, en Ismene, se ve materializada la figura de una mujer sumisa, dispuesta a obedecer lo decretado, aún cuando esto
sea injusto para uno de aquellos que compartía su misma sangre. Esto puede
percibirse a través de su discurso, al decir:
Es
preciso que consideremos, primero, que somos mujeres, no hechas para luchar
contra los hombres, y después, que nos mandan los que tienen más poder, de suerte que tenemos que
obedecer en esto y en cosas aún más dolorosas que estas. (Sófocles, 1981: 244)
Sostiene que debe obedecer simplemente porque lo ordena
alguien más poderoso, y porque su condición de mujer le prohíbe verse
involucrada en un enfrentamiento con hombres, reafirmando con esto la idea de
que el sexo femenino se encuentra en un grado inferior y por ello debe
doblegarse ante todo aquel que sea hombre. De esta forma, Ismene estaría representando aquellas características que frecuentemente se
le han atribuido a la mujer a lo largo de la historia.
Resulta
interesante la construcción por parte de Sófocles de estos dos personajes con
alto contraste entre sí, aún más situándonos en el contexto social de la Grecia Antigua y la
tragedia griega, en donde la mujer era tratada desde un carácter androcéntrico, llegando a la misoginia. Se le relegaba de muchas cuestiones públicas de gran importancia, se
opacaba su voz e incluso se le atribuían las desgracias, tal como sucede con
Pandora, quien se convierte en la causante de todos los males para la humanidad.
No
obstante, es precisamente la poca adhesión por parte de Antígona a su condición
femenina lo que la hace parecer una candidata poco favorable para convertirse
en esposa de Hemón. Partiendo de esta idea, se estaría considerando que, si una mujer no rige su comportamiento basándose en el código establecido por la
sociedad sobre aquello que debe representar la figura femenina, entonces de
alguna forma su valor se ve degradado. Esto es pensado por Creonte al decirle a
Hemón “tú nunca eches a perder tu sensatez por causa del placer motivado por
una mujer, sabiendo que una mala esposa en la casa como compañera se convierte
en eso, en un frío abrazo” (Sófocles, 1981: 273).
El
hecho de que Creonte le atribuya un carácter peyorativo a Antígona puede
explicarse partiendo del ideal de esposa que debía ser la mujer griega. Según la concepción
clásica:
Una
buena esposa se define entonces por sus grandes habilidades para manejar los
bienes del esposo sin malgastarlos, como indica Jenofonte; también por darle
hijos legítimos para que sean los herederos de su fortuna, y principalmente porque permanece bajo el mando de su esposo sin
enfrentarlo nunca, pues esto implica un desafío a su poder tanto en su casa,
como ante sus iguales; si un hombre no sabe controlar los asuntos domésticos,
tampoco sabrá cómo manejar los asuntos de la ciudad. (Ríos, 2017)
En
la tradición clásica griega, una mujer que desafía la autoridad tanto en la
esfera pública como en la privada, difícilmente podría ser considerada un buen
prospecto para esposa, aún menos de un futuro gobernante de una ciudad como lo es Hemón.
La
anterior es una de las oposiciones que podemos hallar, sin embargo, también
esta presente aquella en que se enfrenta lo divino contra lo humano. En un extremo se coloca Creonte, dispuesto a cumplir con sus
obligaciones cívicas, anulando toda importancia que pudiesen tener los lazos familiares
que compartía con Antígona, sabemos que ni esto la libraría de su condena a
muerte. Por otra parte, Antígona vuelve a tomar una postura de oposición a
esto, pues además del hecho de que fuese hermano suyo y existiese gran cariño,
otra de sus grandes motivaciones para cumplir con los ritos funerarios sobre el
cadáver de Polinices era precisamente el temor que le guardaba a los dioses.
Antígona lo consideraba como una responsabilidad que debía ser cumplida sin importar qué, pues “una de las primeras responsabilidades de la mujer, y también del hombre
era que las leyes del hogar y de los dioses se cumpliesen en la polis” (García, 2014:77). Considerando lo anterior, el hecho de que Antígona haya puesto en
juego incluso su vida con tal de llevar a cabo la sepultura del cuerpo de
Polinices, adquiere mucho más sentido.
Reuniendo
todos los puntos enunciados en los párrafos anteriores, puedo concluir que uno
de los aspectos que vuelve a esta tragedia sofocleana en una obra que despierta
gran interés es la introducción de oposiciones, disyuntivas, situaciones en las que
los personajes principales deben cuestionar e incluso llegar a rechazar aquello
que su condición social les exige, concibiendo actitudes que un código les
tendría prohibido.
Referencias
García
Álvarez, C. (2014). UN ESTUDIO SOBRE EL GÉNERO EN LA TRAGEDIA GRIEGA (LOGOS,
POLIS Y GENOS). Byzantion Nea Hellás, 33, pp. 67-83. Recuperado el 17 de febrero de 2021, de https://scielo.conicyt.cl/pdf/byzantion/n33/art04.pdf
Ríos
Restrepo, L. (2017). ANTÍGONA: LA FIGURA FEMENINA EN LA TRAGEDIA SOFOCLEANA. Fronteras de la Historia, 5 (2). Recuperado el 17 de febrero de 2021, de https://www.redalyc.org/jatsRepo/4989/498955549003/html/index.html
Sófocles.
(1981). Tragedias. Madrid: Editorial Gredos.
Taplin,
O. y Woodard, Thomas M. (2020, 17 de diciembre). Sófocles. Enciclopedia Británica. [versión electrónica]. Recuperado el 15 de febrero de 2021, de https://www.britannica.com/biography/Sophocles
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