miércoles, 12 de mayo de 2021

Villavicencio Salazar Araceli. Esquilo, Shakespeare y Goethe.

  

Alumna: Villavicencio Salazar Araceli 

Unidad de aprendizaje: Tragedia 

Docente: Dr. Luis María Quintana Tejera 

Grupo: 15 Semestre: Segundo 

Único parcial 

 

ANÁLISIS DEL “MONÓLOGO DEL ATALAYA” EN AGAMENÓN DE ESQUILO 

Esquilo 

Considerado uno de los más grandes dramaturgos de la Atenas clásica. Nació en el año 525 a.C. en Eleusis y fallec en el año de 456 a.C. en Gela, Sicilia. Se dice que fue Esquilo quien renovó el género dramático y quien obtiene el título del creador de la tragedia, entre sus aportes al género dramático se encuentra la introducción de un segundo actor, así como también el uso del diálogo como un elemento que potencializaba a la escenografía. Esquilo logró llevar a la tragedia a su máximo esplendor en el siglo V a.C., además, hizo que este género reflejara sutilmente las disputas que se vivía en Grecia. 

 

El “Monólogo del atalaya”, la parte del episodio en donde se muestra la alineación con el Universo y el Destino 

Esquilo se destaca entre los demás dramaturgos por una característica muy de él, iniciar sus obras con algún monólogo. En este caso nos encontramos que el inicio de la tragedia de Agamenón comienza con un monólogo perteneciente al guardián en espera de “la señal luminosa proveniente de Troya”. 

El personaje del guardián1 aparentemente parece ser alguien muy desafortunado, pues durante todo lo que duró la guerra de Troya no hizo más que estar en la espera de la dichosa señal de luz. A pesar de que no es el único en esa posición (se piensa así puesto a que la distancia entre el atalaya y Troya no es muy corta, la existencia de otros personajes iguales a él es evidente), es éste el guardián quien hace conocer su estado por medio del monólogo. Para reafirmar lo anterior complemento con las palabras de Quintana (2019: 54) “Es cierto, el atalaya como figura humilde, como hombre que el destino parece haber dejado de lado, expresa tímidamente su propia tragedia”. 

El monólogo comienza con una evidente suplica a los dioses para que su sufrimiento termine, dentro de esta idea expresa en pocas palabras lo vivido a través de los años en los que se le encomendó tal responsabilidad: 

 

GUARDIÁN. A los dioses solicito el fin de esta tarea, la vigilancia de un largo año en que, tumbado, a manera de perro, en lo alto del palacio de Atridas, he llegado a conocer la asamblea de los astros nocturnos y los que traen a los hombres el invierno y el verano, poderosos luminares que brillan en el éter, con sus ocasos y sus salidas... 

 

Es de gran importancia retomar una parte de la línea anterior, la línea en la que dice “a manera de perro”. Aquella expresión podría pasar desapercibida y no detonar ningún tipo de significado, pero, en primera, se trata de una deshumanización y, en segunda, hace referencia a cómo se siente el sujeto en cuestión. Si hacemos una ligera comparación entre la tarea asignada al atalaya y el significado que tiene un perro, como conclusión tenemos que él es una figura de fidelidad a sus reyes. Acudo a el comentario de Quintana (2019: 56) para complementar lo dicho: 

 

Son muchos años que han pasado, son infinitas noches de amargura y en ellas su lecho ha sido el que le proporcionara la azotea de los atridas. Parece haberse operado en él un proceso de deshumanización puesto que llega a compararse con un perro. 

 

Continuando con la primera parte del monólogo del atalaya, nos encontramos con la mención de “la asamblea de los astros nocturnos” y una posible crisis existencial en el mismo sujeto, además del posible hallazgo de su lugar en el mundo, un lugar tan pequeño dentro del mismo Universo, un hallazgo que probablemente desate el sentimiento de soledad que tanto hace presente en su monólogo.  

Acto siguiente, la mención de la esperada señal de fuego que le llegará desde Troya, parece causarle un poco de euforia pensar tan solo en su llegada, esta esperanza de inmediato cobra la identidad de la desesperanza al recordar su terrible estado de todas las noches; la desesperación y miedo que terminan en llanto, la angustia que parece robarle el sueño y ocasionarle un eterno insomnio. Pero parece que una especie de “invocación” o “reclamo” al Universo le concede la llegada de la señal, su sufrimiento por fin ha terminado: 

 

Y ahora espero la señal de la antorcha, el resplandor del fuego que nos traiga desde Troya la noticia de su conquista [...]. Pero, cuando tengo el lecho húmedo de rocío que me inquieta durante la noche, sin visita de sueños -pues miedo, en vez de sueño, me acompaña y no me deja cerrar sólidamente los párpados de sueño- [...]. ¡Ojalá venga ahora una feliz liberación de estos trabajos, apareciendo en la noche el alegre mensaje de fuego! 

 

Tras el avistamiento de la señal de la antorcha, el guardián manifiesta una versión más grande de su dicha. ¿Será de verdad que su sufrimiento ha acabado? Al parecer sí, esta vez la desesperanza se vuelve duda por un instante y una versión más vivaz del atalaya se hace presente. Es una actitud tanto muy humana, puesto que en un fugaz momento todo acabó, como una actitud egoísta, sabiendo lo que será del rey al regresar a casa. Continuando con la última parte del monólogo y la “traición” al rey desencadenada de la actitud individualista del guardián, se tiene otro mensaje sublime: la muy posible compra de la palabra del vigía por parte de la reina:  

 

¡Ojalá que pueda, al volver el señor de este palacio, aguantar con mi mano la suya querida! Lo demás callo: un buey enorme pesa sobre mi lengua; pero el palacio mismo, si voz tuviera, hablaría con claridad. Pero yo, de grado me explico para los que saben y me olvido del ignorante. 

 

La expresión “un buey enorme pesa sobre mi lengua” es una metonimia y posee un significado similar al de compararse con un perro. Quiero decir, el buey al que se refiere no es más que un patrón monetario. Dada la condición de fidelidad que el guardián le guarda a la reina, su señora, esta interpretación es más que obvia, el silencio del atalaya ha sido comprado por la mismísima Clitemnestra; el buey puede hacer alusión de un tipo de pago2 por ocultarle a Agamenón lo que le ocurriría si pisaba el palacio tras su llegada de Troya o una clase moneda, tal juicio puede ser reforzado por el claro planteamiento de Quintana (2019: 58): 

 

Sin duda es ésta una imagen proverbial que recuerda a una moneda con la imagen de un buey o toro, muy frecuente en las ciudades griegas. Así llegaríamos a la conclusión de que el vigía ha sido sobornado para que no refiera lo que sucede en el palacio. Pero su posición de cómplice de la reina no impide que sienta miedo puesto que sabe muy bien adonde es capaz de llegar ella si se lo propone. 

 

Es así como concluye el monólogo del atalaya, el prólogo que contiene en él un gran significado y carácter lírico, de una manera similar a como comenzó; mencionando a los dioses, pero ahora para hacer evidente su agradecimiento por devolverle la oportunidad de “vivir” y ser libre de estar a cargo de una gran y pesada tarea. Ahora es el turno de la gran Clitemnestra, hacer su cometido mientras finge sentirse tan afortunada por el regreso de su esposo y señor. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ANÁLISIS DE “EL SALUDO DE LAS BRUJAS. LOS TRES MOMENTOS DEL SALUDO Y SU SIGNIFICACIÓN. REACCIONES PROVOCADAS” EN MACBETH DE SHAKESPEARE 

 

Shakespeare 

Nació el 23 de abril de 1564 en un pequeño pueblo de Warwickshire llamado Stratford-upon-Avon, en Inglaterra y murió el 23 de abril de 1616 en Stratford-upon-Avon. Shakespeare fue un poeta inglés, dramaturgo y actor, es considerado como el dramaturgo más grande de la historia, destaca de entre todos los dramaturgos pues se dice que no solo fue el más importante de su época, sino el más importante de todos los tiempos, eso según el dramaturgo y escritor inglés Ben Jonson. 

Sobre sus obras de teatro, se conocen un total de 39 obras que varían entre los géneros de comedia, tragedia y drama histórico. Además, cuenta con un total de 154 sonetos y cuatro obras de carácter lírico. Una de las características de sus obras es la combinación de la realidad con la fantasía, los sentimientos, el dolor y los deseos del hombre. 

 

El saludo de las brujas, suceso que sembró la ambición de poder en Macbeth 

Tras el enfrentamiento en el que Macbeth fue vencedor y a la vez ganador de popularidad entre los hombres del rey Duncan, ocurre el primer encuentro con las brujas. Macbeth se encuentra acompañado de Banquo, su amigo, y a continuación tres brujas saludan de una manera extraña al primero: 

 

¡Salve, Macbeth! ¡Señor de Glamis, salve! 

¡Salve, Macbeth! ¡Señor de Cawdor, salve! 

¡Salve Macbeth! ¡Salve a ti, que serás rey! 

 

Este saludo es tan solo el inicio de la inquietud que siente Macbeth por lo que ellas querrán decir. El primero de los títulos, señor de Glamis, hace referencia a su actual él, el segundo título, señor de Cawdor, hace referencia al cargo del que se ha hecho tras defender al rey Duncan (cosa que no sabe aún, pero que Duncan lo hizo claro antes de entrar a la escena del encuentro de las brujas), y el último, Rey, un cargo que parece, hasta cierto punto, incierto o imposibleLas brujas parecen haber confirmado el futuro no tan lejano para Macbeth o, mejor dicho, un futuro que el mismo Macbeth se aseguraría de obtener. Hago uso de las palabras de Quintana (2019: 173) para hacer más puntual la primera impresión que dejan las brujas con su saludo a Macbeth: 

 

Y de esta manera lo introducen en su futuro con el saldo profético en donde GlamisCawdor y Rey continuarán tres modos de incursionar en la temporalidad del protagonista, tres maneras de revelar escondiendo aquello que las semillas del tiempo tenían reservado para Macbeth. 

 

Sin embargo, Macbeth no fue el único al que este extraño saludo le causó curiosidad, pues Banquo se encontraba con él y después de notar la incertidumbre en su amigo, también se la hace notar. Banquo es quien hace más visible la posible referencia a los cargos que podría obtener su amigo, además, si la brujas pueden “predecir” el futuro, seguro que pueden decir algo para él también, es entonces que se atreve a obtener una respuesta similar: 

 

BANQUO: Señor, di, ¿por qué te estremeces? ¿Por qué te asusta lo que tan bello suena? En el nombre de la verdad, decidme, ¿sois espectros? ¿O sois exactamente lo que aparentáis ser? Habéis saludado a mi noble señor con su presente título, predicción de nobleza y una esperanza de tal reino que parece extasiado. ¿No decís nada para mí? Si podéis penetrar la semilla del tiempo, decir cuál grano crece y cuál no, habladme a mí, que nada imploro, ni me asustan vuestro favor o nuestro odio. 

 

Las brujas no ignoran a Banquo y se dirigen a él diciendo: 

 

BRUJA PRIMERA: Tú, menos grande que Macbeth, aunque más grande. 

BRUJA SEGUNDA: Menos dichoso, pero más dichoso. 

BRUJA TERCERA: Padre de reyes, aunque no seas rey. 

 

La manera en que las brujas se refieren a Banquo al principio parece un tanto inferior a la manera en la que saludaron con anterioridad a Macbeth. Pero esto solo es en una primera vista, pues en realidad hacen lo mismo que con su amigo, solo que esta vez en cada una de sus afirmaciones hablan de un primer momento y un segundo momento de Banquo a lo largo de su vida. Las brujas terminan desconcertando a ambos personajes y sus predicciones quedarían grabadas en ellos, de tal manera que en uno de ellos comienza a crearse un sentimiento de ambición y, por lo tanto, esto lo llevará a su perdición.  

Como siguiente acto, Macbeth hace preguntas a las brujas sobre los títulos que mencionaron en el saludo, e incluso duda de la procedencia de sus palabras, lo que ellas dijeron le parece todo un disparate, exige una respuesta de inmediato, pero ellas solo desaparecen en el viento, frente a ellos. Los dos amigos siguen hablando de lo que parece depararles el destino, ¿será verdad o solo será una forma de inquietarlos? Las contrarias reacciones de Banquo y Macbeth son muy notorias, mientras el primero parece mucho más preocupado por el futuro, el segundo parece fantasear con las palabras dichas por las representantes del diablo. Es muy claro que lo que originó tal ambición en Macbeth es el hecho de no tener ningún título malo y, muy importante, el cargo siguiente era mucho mejor que el anterior. El deseo por llegar a cumplir esas “profecías” se tornó muy desesperada y empujó a Macbeth a cometer tantas tragedias, incluso matar a su amigo Banquo. Entre más pasaban los acontecimientos que lo dirigían a ese futuro fatídico, más se convencía Macbeth que ese era su destino, no había cosa que le hiciera dudar, ni siquiera las “pruebas” que debería de pasar para ser merecedor de tal poder.  

Finalmente, he de decir que lo que llevó a Macbeth a su final tan trágico fueron distintas cosas que lo cegaron y son, por decir algunas, las siguientes: 

1. La más importante de ellas ha sido el saludo de las brujas, un suceso que despertó la ambición dentro de él. 

2. La respuesta que le dieron las brujas a Banquo, ¿cómo podría ser Banquo más poderoso que él? Eso no debía pasar porque él sería reyBanquo no. Y como consecuencia obtenemos la muerte de Banquo. 

3. El apoyo de Lady Macbeth. Esta mujer alimentó las ganas de poder de su esposo y no le importó el mal que podría causar... ¡Ella también se beneficiaría de tan altos cargos! 

4. Enterarse de inmediato sobre su nuevo cargo como señor de Cawdor. Esa fue la clara señal de que las brujas decían la verdad y de que habían escrito de esa manera su destino. 

5. Los aparentes obstáculos que terminarían con el destino forzado de Macbeth. Entre ellos se encuentra el nombramiento de Malcolm como príncipe de Cumberland, y el temor (no tan explícito) que le ocasiona el segundo encuentro con las brujas. 

A manera de conclusión, el saludo de las brujas fue el inicio del trágico destino de Macbeth, pero fue él mismo quien forzó tal destino y cada uno de los puntos anteriores (a partir del 2) le ayudaron a llegar a su fin. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ANÁLISIS DE “LA ESCENA DE LA CÁRCEL. FAUSTO TRAS SU PERDÓN. MARGARITA ENFRENTADA A SU MOMENTO FINAL” EN FAUSTO DE GOETHE 

 

Johann Wolfgang von Goethe 

Nacido el 28 de agosto de 1749 en Frankfurt, Alemania y fallecido el 22 de marzo de 1832 en Weimar, dentro de una familia burguesa. Goethe fue un poeta, dramaturgo, novelista y aficionado alemán, se le considera una de las figuras más importantes de la litera alemana de la modernidad, por lo que sus escritos se catalogan dentro de los “clásicos”. Se dice que es uno de los mayores representantes del romanticismo, además, formó parte del movimiento literario denominado Sturm und Drang, mejor conocido en español como Tormenta y estrés. 

 

La escena de la cárcel, una escena con alto contenido romántico 

Pasamos a la última escena del primer Fausto, una escena en la cual nos encontramos con acciones de carácter romántico, así como la visualización de partes donde la existencia y el individualismo toman gran parte del protagonismo. A continuación, nos conducimos entre la locura de Margarita y el egoísmo de Fausto. La escena comienza con Fausto dirigiéndose a la cárcel o al calabozo con un montón de llaves, parece que el temor empieza a apoderarse de él y siente escalofríos, pero esto no lo detiene y está seguro de ir por Margarita: 

 

FAUSTO. Siento que se apodera de mí un estremecimiento inesperado, al sólo aspecto de todas las calamidades humanas. Aquí es donde ella se halla, sin que nos separe ya más que esa pared húmeda. ¡Y no consistió su crimen más que en una grata ilusión! ¡Temes por volver a verla! Pero entra, porque tu irresolución transcurre el tiempo que la separa aún del cadalso. 

 

Quintana (2021) expresa: 

Él piensa que sólo lo separa de Margarita una triste pared; en realidad no es así: entre ellos hay una barrera infranqueable, un abismo de desinteligencia y amargura. Margarita supo amar con entrega y en este sentido se ofrece como un hermoso símbolo; Fausto se guió siempre por un egoísmo bien marcado y ahora que está ante el sufrimiento, ante el agudo dolor de quien lo diera todo, sólo sabe decir algo que es una inmensa verdad: su crimen, si así se le puede llamar, consistió tan sólo en una grata ilusión; creyó ver en Fausto un alma noble y nunca imaginó las consecuencias de entregarse sin reservas.  

 

Se entiende que Fausto ignora el destino de Margarita, que es yacer en ese frío calabozo, su insistencia por sacarla de ese lugar también lo empuja a “rescatarla” como una manera de enmendar todo el daño que le causó, sabe que es culpable, tal carga no puede dejarlo en paz, necesita sacar a Margarita de la cárcel. Al liberar a Margarita, tal vez, tomaría el papel de un héroe y seguro que ella le otorga el perdón... O eso parece pensar Fausto con sus acciones próximas.  

A continuación, mientras Fausto se acerca a la puerta de hierro, se escucha a alguien cantar, es Margarita que con su canción da lugar a una “adaptación” de su vida tras conocer a Fausto, se le escucha decir: Después de haberme dado muerte y comídome mis bárbaros padres, arrojó mi pobre hermanita mis mondados huesos al pie de un viejo sauce (...). Este canto llama la atención de Fausto y tras pronunciar unas palabras entra a la cárcel. Acto seguido, Margarita no logra identificar a la persona que se ha atrevido a entrar al lugar y demuestra que se encuentra aterrorizada, ella piensa que el verdugo ha llegado por ella y trata de ocultarse en su lecho. Las palabras que pronuncia Margarita son: ¡Ah! Ya vienen por mí... ¡Muerte espantosa! A lo que Fausto responde: ¡Silencio! Vengo a salvarte. 

Fausto vuelve a recobrar el papel de salvador y héroe de Margarita, pero ella no responde como él desea, las palabras de Margarita expresan deseo de piedad y mucho miedo a la vez, ella sigue viendo al verdugo, no al hombre que alguna vez creyó que la amaba: 

 

MARGARITA (arrodillada). Verdugo, ¿quién te ha dado tanto poder sobre mí? ¡No es más que media noche y ya vienes a buscarme! Apiádate de mí y déjame vivir hasta que rompa el día. ¿Acaso no es un plazo demasiado corto? ¡Soy aún tan joven para morir! También fui hermosa por mi desdicha. Mi amado estaba cerca de mí y ahora está muy lejos; no queda de mi corona ni una sola de sus flores... No me cojas tan bruscamente; ante bien, trátame con dulzura, ya que ningún mal te he hecho. No seas insensible a mi dolor, puesto a que ni siquiera te he visto en mi vida. 

 

Margarita aparenta mantener su cordura, es aún consciente del tiempo y seguramente no reconoce la presencia de Fausto por la poca luz que él mismo trajo al calabozo, aunque podría carecer de sano juicio y realmente caer en que fue el verdadero Fausto quien la condenó. En el diálogo de Margarita podemos ver que habla de una corona de flores, la cual puede significar su esencia de persona, o tal vez su propia vida. La condición en la que se encuentra es tan triste como una corona sin ninguna de sus flores, flores que fueron arrancadas por todas y cada una de las penas que su amado le hizo pasar. Fausto responde y parece que le duele el estado de aquella mujer. Sigue el diálogo de Margarita y resurge el recuerdo de su hijo fallecido: 

 

MARGARITA. Estoy eternamente en tu poder; permíteme dar el pecho a mi hijo; toda esta noche le he estado meciendo en mi seno, y luego me lo han quitado para atormentarme, diciendo ahora que soy yo quien lo ha muerto. 

 

Nuevo avistamiento, una señal de la posible pérdida de cordura de Margarita, pero parece que Fausto pasa de ella, entonces se arrodilla mientras dice que ahí esta el hombre que la ama y que será él quien le abra las puertas para que sea libre y salgan ambos de ese lugar. Margarita termina arrodillándose también, ignora lo que le dice Fausto y pide que ambos recen para pedir protección. Tras ver que ha sido ignorado, se pone a gritar el nombre de la joven y ella reacciona muy diferente esta vez, como si ella siempre hubiera necesitado que él gritara para poder reconocerlo, entonces un cambio de personalidad surge en Margarita, ha cambiado y ya no ve más la imagen del verdugo, solo la de su ser amado quien llegó a salvarle:  

 

FAUSTO (arrojándose a sus pies).  A tus plantas tienes al hombre que te ama, que viene a abrir la puerta de tu triste cautiverio. 

MARGARITA (arrodillándose también).  Sí, sí, arrodillémonos en el altar para implorar la protección del cielo (...). 

FAUSTO (en voz alta). ¡Margarita! ¡Margarita! 

MARGARITA (prestando atención). Es la voz de mi amante. (Se levanta y se caen las cadenas) ¿Dónde está? Él era quien me llamaba, y desde ahora estoy libre, ya no hay quien pueda detenerme. Quiero correr a sus brazos y descansar en su pecho. [...] 

FAUSTO. ¡Sí soy yo! 

MARGARITA. ¡Eres tú! ¡Ah! ¡Torna a decírmelo! (Lo abraza) ¡Él! ¡Él! ¿Qué se han hecho todos los tormentos, todas las angustias y la agonía de los calabozos, y el peso de mis cadenas? ¡Eres tú que vienes a salvarme; estoy ya salvada! Sí, he aquí la calle en que te vi por vez primera, y allí el hermoso jardín que estábamos con Marta. 

 

Fausto, al ver que las cadenas han caído, procede a pedirle que salgan de ese lugar. Margarita ha entrado a un estado en el que se encuentra ensimismada y perdida, pide de favor a su amado que se queden juntos en ese lugar. Y, bueno, a Fausto no parece agradarle la idea e insiste en salir de aquel lugar, esta vez no lo hace de una manera amable, sino demandante y metiendo en ello una terrible posible consecuencia si no le hace caso. Por primera vez vemos de una manera más explícita la actitud egoísta de Fausto, pero como reacción a la demanda, Margarita vuelve a dudar de la persona que tiene frente a ella y de inmediato se aparta. En los siguientes momentos los papeles de estos dos sufren una dualidad de personalidad, y cada vez la desesperación de Fausto por salir de allí es más visible. 

La presión ejercida en la mujer es tanta que ella decide hablar de sus crímenes, pide la mano de su amado y se da cuenta que está llena de sangre, una especie de discusión se encuentra entre ellos, de repente ella implora que él siga viviendo, dejándole una responsabilidad grande; los sepulcros de todos los muertos de Margarita, incluyéndola: 

 

MARGARITA: No. Necesario es que tú vivas. Quiero nombrarte los sepulcros que te has de cuidar desde mañana mismo: harás que sea el mejor para mi pobre madre; colocarás a mi hermano cerca de ella y estará el mío algo apartado, pero no a mucha distancia, poniendo nuestro hijo a mi costado derecho. Nadie más querrá descansar cerca de mí... 

 

Después de la demanda de Margarita, una vez más, Fausto intenta convencer a la joven para salir y no morir en ese lugar, es claro que tal tarea le parece muy pesada ya para su conciencia tan dañada. No es hasta después de mencionar una pequeña visión en la que se encuentra con su madre (hablando de Margarita) que Fausto hace uso de la fuerza para sacar a su “amada” de la cárcel, ella le implora que no lo haga... Ella menciona su corona, esta vez dice que se encuentra hecha ceniza, dando a entender que su vida está por llegar a su fin. Y así es.  

Finalmente, Mefistófeles aparece para hacer que ambos salgan, ella al rehusarse provoca que la poca paciencia de este ser se agote y entonces amenaza con abandonar a Fausto con ella sino le hace caso. Acto final, Margarita muere y tras un ¡Ya está juzgada! de Mefistófeles, así como el ¡Está salvada! proveniente del cielo, Fausto desaparece con el demonio. Es así como acaba el primer Fausto de Goethe, esta última escena hace desaparecer a Margarita, otorgándole la muerte como una vía de salvación, mientras tanto Fausto seguirá su camino en compañía de Mefistófeles. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REFERENCIAS 

 

Para el análisis de “El monólogo del atalaya...”: 

GRECIA Y ROMA: «El buey como patrón monetario»ANTIQUITATEM [blog en línea]. Recuperado de < http://www.antiquitatem.com/buey-trueque-moneda-dinero-dinar-denario/>. [Consultado en línea el 18 de mayo de 2021]. 

PODLECKI, A.: «Esquilo»Enciclopedia Británica [en línea]. Recuperado de < https://www.britannica.com/biography/Aeschylus-Greek-dramatist>. [Consultado el 17 de mayo de 2021]. 

QUINTANA, L.: Culpa y castigo. Tragedia clásica europea. México: Trajín, 2019. 

QUINTANA, L.: «Las siete tragedias de Esquilo»La tragedia: perspectivas y análisis [blog en línea]. Recuperado de < https://tragedia2016.blogspot.com/2021/01/las-siete-tragedias-de-esquilo.html>. [Consultado en línea el 17 de mayo de 2021]. 

 

Para el análisis de “El saludo de las brujas...”: 

BEVINGTON, D.: «William Shakespeare»Enciclopedia Británica [en línea]. Recuperado de <https://www.britannica.com/biography/William-Shakespeare>. [Consultado el 19 de mayo de 2021]. 

LESKANARIS: «Comprender La Ambición De Macbeth»Us Les Kanaris [blog en línea]. Recuperado de < https://us.leskanaris.com/4072-understanding-macbeths-ambition.html>. [Consultado en línea el 20 de mayo de 2021]. 

ORTÍZ, M.: «William Shakespeare»CULTURA GENIAL [en línea]. Recuperado de <https://www.culturagenial.com/es/william-shakespeare/>. [Consultado el 19 de mayo de 2021].  

QUINTANA, L.: Culpa y castigo. Tragedia clásica europea. México: Trajín, 2019. 

SHAKESPEARE: «MACBETH». Recuperado de < https://www.cjpb.org.uy/wp-content/uploads/repositorio/serviciosAlAfiliado/librosDigitales/Shakespeare-Macbeth.pdf>. [Consultado en línea el 20 de mayo de 2021]. 

 

 

 

Para el análisis de “La escena de la cárcel...”: 

BIBLIOTECA VIRTUAL UNIVERSAL: «FAUSTO». Recuperado de < https://biblioteca.org.ar/libros/8141.pdf>. [Consultado en línea el 21 de mayo de 2021]. 

BOYLE, N.: «Johann Wolfgang von Goethe»Enciclopedia Británica [en línea]. Recuperado de < https://www.britannica.com/biography/Johann-Wolfgang-von-Goethe/First-Weimar-period-1776-86>. [Consultado en línea el 20 de mayo de 2021]. 

QUINTANA, L.: «Un calabozo: último encuentro entre Fausto y Margarita»La tragedia: perspectivas y análisis [blog]. Recuperado de < https://tragedia2016.blogspot.com/2021/03/fausto-escepticismo-y-tragedia-un.html>. [Consultado en línea el 20 de mayo de 2021]. 

RESEÑAS DE ENCICLOPEDIAS: «Fausto, W. Goethe»DRAMA Y ELEMENTO HUMANO. Crítica de Libros [en línea]. Recuperado de < https://www.criticadelibros.com/drama-y-elemento-humano/fausto-w-goethe/>. [Consultado en línea el 21 de mayo de 2021]. 

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