lunes, 17 de mayo de 2021

Nora, la heroína ibsesiana por Karla Agustín Nicanor

 NORA: LA HEROÍNA IBSENIANA QUE VUELA LEJOS DE SU FALSO HOGAR 

Lectura comentada de Casa de muñecas, de Henrik Ibsen 

Karla Daniela Agustín Nicanor 

SOBRE EL AUTOR 

Henrik Ibsen, en su totalidad Henrik Johan Ibsen, fue un dramaturgo noruego. Nació en 1828 en Skien, Noruega, falleció en 1906 en Cristianía (actual Oslo). Los primeros años de la vida de Ibsen no resultaron sencillos, pues su padre se hundió en la quiebra, por lo que Ibsen, a la edad de quince años, se trasladó a Grimstad, en donde compaginó dos actividades, estudiando para el examen que le permitiría ingresar a la universidad, mientras escribía Catilina, su primera obra que vio la luz en 1850. A los veintitrés años obtuvo el nombramiento como director de un nuevo teatro ubicado en Bergen, también dirigió un teatro en Cristianía, que después llegó a su fin, sin embargo, este aparente fracaso, fue en realidad lo que orilló a Ibsen a buscar su libertad sobre todas las cosas, por ello decide partir hacia Italia, en un tipo de exilio autoimpuesto. Durante los veintisiete años posteriores, el dramaturgo noruego, radicó principalmente en Roma, Dresde y Múnich, llevando a cabo visitas ocasionales y breves a su patria.  

En el periodo en que habita en el extranjero da origen a la mayor parte de su obra dramatúrgica, y a pesar de que por tantos años se mantuvo lejos de su natal Noruega, decide volver en 1900, escribiendo sus últimas obras y encontrando su muerte en 1906 a causa de un derrame cerebral.  

En cuanto a su estilo literario, puede decirse que Ibsen realizó una renovación al realismo de Balzac, asimismo, se mantuvo completamente fiel a lo que él creía, aunque esto fuese en contra de lo aceptado por la sociedad, de esta forma “sus dramas recorrieron la escena europea y, aunque muchas veces no contó con la aprobación del público, igual continuó con su incansable caminar por los teatros del Viejo mundo” (Quintana, 2019: 205-206).  

Entre sus obras destacadas encontramos: Brand (1866), Peer Gynt (1867), Casa de muñecas (1879), Espectros (1881), Un enemigo del pueblo (1882), El pato silvestre (1884) y Rosmersholm (1886).  

CASA DE MUÑECAS 

El objetivo del presente trabajo es ofrecer un acercamiento a una de las obras ibsenianas que produjo más polémica en la Europa del siglo XIX por presentar a una figura femenina que va en contra de lo considerado como social y moralmente correcto, me refiero a Nora en Casa de muñecasPara llevar a cabo lo anterior, en un primer momento realizaré una breve introducción a la obra, los personajes y su argumento, para después focalizar la atención en Nora como personaje que se atreve a romper con el rol de sometimiento de la mujer en el matrimonio. 

Casa de muñecas fue estrenada el 21 de diciembre de 1879 en el teatro real de Copenhague. El drama se desarrolla en tres actos, y por escenario tiene la casa de los señores Helmer en Noruega. 

PERSONAJES DE LA OBRA 

Nora: esposa de Torvaldo Helmer desde hace ocho años y madre de sus tres hijos. Siempre ha mostrado una actitud sumisa, dejando el mando del hogar en manos de Torvaldo, quien la considera como una niña consentida y mimada. Lo anterior no es gratuito, puesto que esa es la imagen que Nora transmite al mundo, para Cristina, Nora es una pequeña, una inexperta que no tiene conocimiento alguno sobre el mundo real. Sin embargo, la sumisión es solo una de las facetas de Nora, la otra es la de una mujer decidida, dispuesta a tomar el control sin tartamudear cuando así sea necesario, incluso si ello requiere llevar a cabo un acto ilegal como la falsificación de una firma. Esta última faceta es mostrada en su grado más alto al final del drama, originando en Nora una transformación total e irreversible. 

Torvaldo Helmer: marido de Nora y padre de tres hijos. Es abogado de profesión, recientemente ascendido en su empleo. Representa la máxima figura de autoridad dentro del hogar de los Helmer, se muestra extremadamente protector con Nora, pues ante sus ojos es una débil y delicada mujer a quien debe cuidar, incluso controla su ingesta de golosinas. Hay algo que le importa más que ninguna otra cosa, su reputación, es esclavo de la opinión pública, y todos sus actos son realizados cuidadosamente para mantener una buena imagen ante la sociedad. Hay otro aspecto a resaltar en Torvaldo, desde el inicio de la obra se conoce su opinión acerca de los préstamos, pues para él, se traducen como vivir atado a algo, en esclavitud. Su juicio acerca de los préstamos resulta muy importante, ya que genera temor en Nora y le orilla a querer evitar por cualquier medio que la verdad, de lo que realizó en un pasado, sea revelada.  

Krogstad: Puede considerársele como un personaje secundario, sin embargo, sus actos son los que desencadenarán el verdadero nudo de la tramaEs un empleado subordinado a Torvaldo en el banco, sin embargo, pierde su puesto cuando Torvaldo descubre inconsistencias en sus movimientos. 

Cristina: Cristina Linde es una viuda que vuelve a la ciudad después de muchos años. Busca a Nora, vieja amiga de su infancia, con el objetivo de conseguir un puesto en el banco ahora que Torvaldo es quien está al frente. Cristina también es un ex amor de Krogstad, amor que en un punto del drama vuelve a surgir, llevando a ambos a unirse para despedirse de su soledad. 

Doctor Rank: médico y amigo de los Helmer. Rank siente un amor secreto por Nora, amor que termina confesándole a su amada. Se encuentra en la etapa terminal de una enfermedadque él atribuye a la entrega desmedida de su padre a los placeres. Con esto, Ibsen sugiere un tipo de herencia maldita como la que experimenta Osvaldo en Espectros 

Mariana: niñera. Se trata de la mujer que cuidó a Nora desde pequeña, y que ahora, cumple el mismo rol, pero con los hijos del matrimonio Helmer. 

Iván, Bob y Emmy: se trata de los hijos de Nora y Torvaldo, aunque aparecen en escena para jugar con su madre, no tienen parlamento alguno, por lo que su participación dentro del drama es casi nula. 

Elena: Elena se reduce a ser aquella que anuncia las visitas y la llegada de cartas. 

Un mozo: es el personaje con menor importancia, puesto que hace una única aparición, al inicio de la obra, entregando el árbol de navidad a los Helmer. 

 

 

ARGUMENTO DE LA OBRA 

Ahora bien, en cuanto al argumento, Ibsen comienza presentando a una familia común. El matrimonio Helmer se regocija de felicidad, puesto que Torvaldo ha conseguido un ascenso, por lo que la celebración de navidad será muy distinta a los años anteriores, o al menos, eso es lo que desea Nora, pero Torvaldo le trata de despilfarradora y emite un juicio acerca del aspecto negativo de los préstamos. Desde los primeros momentos es imposible no notar la actitud de sometimiento de Nora ante su marido, quien de forma sutil invalida sus opiniones, pues no la considera más que una niña, una “alondrita cantora”. Todo parece marchar perfectamente en armonía, sin embargo, cuando el puesto de Krogstad en el banco es cedido a Cristina, el primero, en afán de recuperar su empleo, recurre a amenazar a Nora con exponer la verdad ante los oídos de su marido, verdad de la que el espectador es conocedor por medio de Nora, quien la relata a Cristina. El gran secreto de Nora consiste en un préstamo realizado a Krogstad en nombre de su padre, para realizar un viaje del que dependía la vida de Torvaldo. No obstante, Krogstad descubre que se trató de algo ilegal, puesto que la firma no corresponde a la del padre de Nora, y esto se convierte en el pretexto para exigirle que abogue por él y su puesto en el banco ante su marido. Por un lado, Nora siente temor de que la verdad sea expuesta, pero por otro, idealiza una reacción en Torvaldo que está muy lejos de la realidad, pues ella cree que actuará con valentía, haciendo caso omiso a la opinión pública y no cediendo ante el chantaje. Krogstad escribe una carta que deposita en el buzón de los Helmer, Nora pone todos sus esfuerzos en evitar que sea leída por Torvaldo, pero al final, aquello tan temido se concreta, por lo que Torvaldo se expresa de una forma cruel y despectiva hacia su esposa, incluso diciéndole que tiene prohibido seguir criando a sus hijos, luego, al saber que su reputación está a salvo, cambia totalmente su actitud, pero es demasiado tarde, Nora se ha dado cuenta de la realidad y está dispuesta a buscar su libertad cueste lo que cueste.  

Acerca de los recursos empleados en Casa de muñecas, Adams (2021) señala que: 

La trama de Ibsen explota con fría precisión el proceso conocido como "exposición analítica". Un plan secreto (la falsificación de Nora) está a punto de concluirse (ahora puede terminar de pagar el préstamo), pero, antes de que se pueda dar el último paso, se debe contar un poco de la verdad y todo el engaño se desmorona. Es un patrón de acción escénica a la vez simple y poderoso. Ibsen utilizó esta técnica a menudo y le ganó una audiencia internacional. 

NORA Y LA RUPTURA DEL ROL FEMENINO DEL SIGLO XIX 

No hay duda de que el personaje de Nora Helmer es el que produce más admiración e impacto en el espectador, y aún más, en la colectividad. Nora es una mujer independiente, fuerte y decidida, a quien solo le hacía falta un suceso tal como la amenaza de Krogstad para revelar al mundo esa otra faceta suya. Podría decirse que sufrió una transformación paulatina a lo largo de la obra, o, por el contrario, que su mente siempre albergó ideas acerca del papel de la mujer en el matrimonio totalmente distintas aquellas consideradas como aceptables. Sin embargo, lo anterior no es de gran importancia, puesto que al final se le observa llena de empoderamiento, decidida a conocer el mundo a través de sus propios ojos, olvidando los juicios que otros le habían obligado a adoptar. En la escena final, Nora reconoce que realmente no sabe nada acerca de las leyes, de lo que está impreso en los libros, y ni siquiera sabe qué es la religión, lanza una crítica al adoctrinamiento que se opone a la libertad del individuo, diciendo:  

Sólo sé lo que me dijo el pastor Hansen al prepararme 

para la confirmación. La religión es esto, aquello y lo de 

más allá. Cuando esté sola y libre, examinaré esa cuestión 

como una de tantas, y veré si el pastor decía la verdad, o, por lo 

menos, si lo que me dijo era verdad respecto de mí. (Ibsen, 2001: 77) 

Por otra parte, podría creerse que Nora trasgrede las normas sociales hasta el momento en que abandona su hogar, sin embargo, el hecho de que haya sido parcipe de asuntos en el terreno legal, demuestra que Nora “había violado las normas y las exigencias de su sociedad, de su papel de mujer sumisa y obediente. Pero todo había quedado en el ámbito de su conciencia. La lucha había sido interior, muy propia; profundamente secreta.” (De León, 2006: 8) 

También hay que mencionar que resulta admirable la firmeza de decisión que se ve reflejada en Nora, pues Torvaldo, sintiendo muy cerca su abandono, intenta retenerla por medio de argumentos lanzados desde distintos ámbitos, como el religioso o el moral, al recordarle su deber como esposa y madre. No obstante, Nora defiende su individualidad, expresando muy oportunamente que antes de ser esposa o madre, es un ser humano que merece la misma libertad que él.  

Por último, quiero hacer énfasis en el título del drama y aquello que representa. La expresión “casa de muñecas” ya tiene un significado implícito, y está completamente relacionada con el papel de Nora Helmer dentro de su matrimonio y hogar, ya que ni para Torvaldo ni para su padre fue considerada nunca como una verdadera mujer, sino que su percepción acerca de ella era la de una simple muñeca, con la que se entretenían, divertían, y cuya apariencia resultaba agradable, reduciéndola a alguna especie de adorno, y es la propia Nora quien da cuenta de dicha situación:  

He sido una muñeca grande en 

tu casa, como fui muñeca en casa de papá. Y nuestros hijos, a su 

vez, han sido mis muñecas. A mí me hacía gracia verte jugar 

conmigo, como a los niños les divertía verme jugar con ellos. 

Esto es lo que ha sido nuestra unión, Torvaldo. (Ibsen, 2001: 75) 

El despertar de la conciencia en Nora es irreversible, por lo que, arriesgándose a ser víctima de críticas y rechazo social, pone en primer lugar su liberación, para lograr encontrarse consigo misma. 

CONCLUSIONES 

Al llegar al final del breve acercamiento a Casa de muñecas, es imposible negar la importancia de Ibsen dentro del teatro como aquel dramaturgo noruego que siempre buscó darle voz y lugar a la mujer que permanecía muda, oprimida por la sociedad, obligada a dejar atrás su individualidad para centrarse únicamente en ser madre y esposa. Específicamente en el drama aquí comentado, Ibsen sugiere que el individuo debe velar por su autorrealización, a pesar de que esto genere rechazo social.  

REFERENCIAS 

Adams, R(2021, 16 de marzo). Henrik Ibsen. Enciclopedia Británica. https://www.britannica.com/biography/Henrik-Ibsen 

De León-Barbero, J. C. (2006). Consideraciones sobre la libertad individual en Casa de muñecas. Eleuteria, 3(2), 1-11http://www.eleutheria.ufm.edu/ArticulosPDF/060713_Consideraciones_sobre_la_libertad_individual_en_Casa_de_munecas.pdf 

Ibsen, H. (2001). Casa de muñecasPehúen Editores.  

Quintana, L. (2019). Culpa y castigo. Tragedia clásica europea. Trajín

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