ELABORADO POR: GABRIELA MEJIA PERALTA
TEMA 1: ANALIZAR LA ANAGNÓRISIS DE EDIPO EN EDIPO REY DE SÓFOCLES
Edipo Rey es una tragedia escrita por Sófocles (Atenas 495 a.C. - Atenas, 406 a.C.), poeta trágico griego a quien se le asigna una extensa producción literaria, pero del más del centenar de tragedias que pudo dejar como legado, solo siete obras se mantienen completas en la actualidad: Antígona, Edipo Rey, Áyax, Las Traquinias, Filoctetes, Edipo en Colona y Electra. A Sófocles se deben la introducción de un tercer personaje en la escena, lo que daba mayor juego al diálogo, y el hecho de dotar de complejidad psicológica al héroe de la obra. Sófocles es uno de los autores principales que acuñaron el género de la tragedia griega, junto con Esquilo y Eurípides son llamados los “tres trágicos griegos”.
“Las obras de Sófocles se caracterizan por presentar un lenguaje doloroso. Asimismo, en sus tragedias los dioses aplican la justicia divina e influyen significativamente en el devenir del ser humano. El hombre está condenado a enfrentarse al destino y siempre pierde en la batalla.” (García, C. 2006). Recordemos que en tiempos remotos existía como canon que la familia era una unidad moral, los hijos son prolongación del padre y así como el hijo hereda las deudas “financieras” del padre, también hereda las deudas morales. Es esto lo que ocurre con Edipo, ha sido condenado por los dioses para castigar a su padre y por más que trate de evitarlo, está destinado a perder.
Edipo se convierte entonces en un “inocente culpable”, inocente porque hereda la culpa, hasta antes de matar a Layo, Edipo no ha cometido crimen alguno; por otro lado, es culpable de ser arrogante y soberbio (hybris1), y por ello será castigado. Veamos como al inicio de la obra Edipo se eleva a si mismo por encima de otros mortales cuando dice: "He venido en persona, yo, el llamado Edipo, famoso entre todos”2; el pueblo también lo exalta y él lo acepta: “Con la ayuda de un dios nos libraste de la Esfinge; ¡oh, Edipo, el más sabio entre todos, te imploramos!¡ oh el mejor de los mortales, endereza la ciudad, esta tierra te celebra como su salvador!”3. Si en algún momento fue Edipo hombre bueno y bien intencionado, es ahora un rey orgulloso y arrogante que, a los ojos de Apolo, merece ser castigado.
Los ciudadanos y el rey están a la espera de Creonte, quien vuelve ya de consultar a Delfos por causa de la peste que azota a la ciudad; una vez que se conoce el oráculo del dios, que reclama desterrar o castigar con la muerte al asesino de Layo, Edipo comenzará la búsqueda de pistas para poder dar con la “fuente de las desgracias” de Tebas, sin saber que se trata de él mismo. Y es en su búsqueda de respuestas que el rey hace llamar a Tiresias, personaje que representa cierta ironía pues es ciego, pero a la vez lo ve y lo sabe todo, al contrario de Edipo quien, aunque tiene vista esta cegado por su vanidad. Al principio el adivino no quiere revelar las desgracias de Edipo, pero este le acusa de traidor y tras un enfrentamiento de palabras, salen, de boca de Tiresias, las revelaciones que constituirán el primer momento de la anagnórisis de Edipo: “…tú eres el azote impuro de esta tierra.”
Tiresias no miente, y, sin embargo, tanto el rey como los ciudadanos se niegan a creerle, el gran salvador Edipo no puede ser el origen de los males de la ciudad. Además de negar sus palabras, Edipo tacha a Tiresias de mentiroso y lo insulta olvidando que es un sacerdote que merece respeto. “El destino no condenará a Edipo por ser el parricida que ya hemos comentado, no lo condenará por ser el esposo de su madre, por ser el hermano de sus hijos, lo sancionará por su orgullo desmedido, por su desdén, por su hybris y, sobre todo, por ser un hombre inteligente que no fue capaz de comprender que su hora había llegado, que no estuvo a la altura de las circunstancias que su propio destino le marcaba.” (Quintana, L. 2019).
Edipo, al creerse traicionado, está a punto de castigar a Tiresias y Creonte cuando interviene Yocasta, quien, creyendo que pondrá fin a la discusión, hace del conocimiento de Edipo las palabras que dictó el oráculo a Layo, y cómo fue que, con el finde evitar que se cumpliera, mandaron a asesinar a su hijo. Revela también que Layo murió a manos de unos bandoleros extranjeros en una encrucijada de tres caminos. Y son las palabras de Yocasta las que traen a la vez horror y esperanza a Edipo. Horror porque siguiendo una “anagnórisis progresiva”, el rey recuerda sus acciones en la encrucijada de la que ha hablado Yocasta; y esperanza porque la mujer no ha hablado de un solo atacante, sino de varios, y además de un sobreviviente, un sirviente que ahora vive en el campo y al que mandan llamar pues será pieza clave para dar con la verdad.
El papel de Yocasta es el de retrasar el trágico desenlace al desconfiar de los oráculos: “…ni aun entonces mostrará que la muerte de Layo se cumplió debidamente, porque Loxias dijo expresamente que se llevaría a cabo por obra de un hijo mío. Sin embargo, aquél, infeliz, nunca lo pudo matar, sino que él mismo sucumbió antes.”. Se siente a salvo, cree que se libraron del castigo al asesinar a su hijo, pero ella también alcanzará su respectiva anagnórisis al escuchar que su hijo no está muerto y que todas las piezas encajan para cumplir los oráculos de los que se sentía fuera de alcance.
A continuación, viene el desenlace de la obra, la culminación del proceso de anagnórisis comienza con la llegada del mensajero de Corinto que ha venido a anunciar a Edipo la muerte de Pólibo, su padre. Es Yocasta quien recibe al mensajero y al saber la noticia manda a llamar a su esposo para decirle que nada debe temer ya de la profecía que pesaba sobre él, pues su padre ha muerto y no han sido las manos de su hijo las que le arrebataron la vida. Edipo, al enterarse, se muestra contento, pero inmediatamente recuerda que aún vive su madre en Corinto. Esto le lleva a contar al mensajero de los oráculos que le fueron develados y que son la causa de que no pueda regresar aún a su patria. Yocasta aún cree que nada tiene que temer Edipo, que los adivinos se han equivocado y que los dioses no interferirán en su destino: “Y ¿qué podría temer un hombre para quien los imperativos de la fortuna son los que lo pueden dominar, y no existe previsión clara de nada? Lo más seguro es vivir al azar, según cada uno pueda.” Sin embargo, este es el último momento antes de que ella alcance su anagnórisis.
El mensajero revelará el por qué el rey no debe temer volver a Corinto, sin saber que la historia de cómo fue que encontró a Edipo en el monte Citerón, hará que Yocasta caiga en cuenta de que su esposo es su hijo; para Yocasta ha terminado ya el proceso de anagnórisis ahora sabe la verdad y trata, en vano, de impedir que Edipo la descubra. Por otro lado, Edipo piensa ingenuamente que Yocasta trata de convencerle de detener las averiguaciones de su pasado por miedo a que su origen sea humilde y tenga que despreciarle. Edipo aún no sabe la magnitud de la revelación que viene a continuación.
Lo que viene a continuación es el final de la anagnórisis de Edipo. Llega al palacio el sirviente que trae consigo las piezas faltantes para descubrir la verdad. Al igual que Tiresias, el sirviente se niega a hablar en un principio, pero cuando lo hace, da a Edipo la claridad de la verdad, ahora todo encaja perfectamente con los oráculos, sabe que ha sido él quien ha matado a su padre y desposado a su madre. La culminación de la anagnórisis nos lleva a la catástrofe. Yocasta al saber la verdad se ha suicidado y Edipo decide quitarse los ojos, pues para él no tiene sentido tener vista si cuando la tuvo no pudo ver realmente.
La obra termina con Edipo pidiendo a Creonte que cuide de sus hijos y autodesterrándose al Citerón pues es ese el lugar en donde debió morir, reflexiona y cae en cuenta de que solo ha vivido para cumplir las profecías de los dioses: “No obstante, sé tan sólo una cosa, que ni la enfermedad ni ninguna otra causa me destruirán. Porque no me hubiera salvado entonces de morir, a no ser para esta horrible desgracia. Pero que mi destino siga su curso, vaya donde vaya.”.
Salto de páginaTEMA 2: Analizar "El saludo de las brujas. Los tres momentos del saludo y su significación. Reacciones provocadas" en Macbeth de Shakespeare.
William Shakespeare nació durante la segunda mitad de siglo XVI. Aunque no se conoce la fecha exacta, se cree que pudo haber nacido en abril de 1564 en Stratford-Upon-Avon, un pequeño pueblo situado en Warwickshire, al sur de Birmingham (Inglaterra). Fue un escritor, poeta y dramaturgo inglés que, cuatro siglos después de su nacimiento, sigue siendo uno de los hombres más significativos dentro de la literatura universal y el escritor más importante de la lengua inglesa. Las treinta y seis piezas dramáticas que integran su vasta obra suelen clasificarse en: históricas, tragedias y comedias. Es la tragedia de Macbeth la obra que nos reúne en el presente escrito.
“La figura de Shakespeare resulta controvertida en la media luz que aporta su biografía, pero se proyecta hacia el infinito si la encaramos desde la perspectiva de su amplia producción dramática. Genio de la retórica, supo transmitir su propio universo creador para que -desde el renacimiento e involucrado con su momento histórico- llegara a las otras épocas e impresionara a generaciones enteras para arribar a nuestro complicado y sangriento siglo XXI.” (Quintana, L. 2019)
La tragedia de Macbeth es la tragedia de la ambición, ambición que convertirá a Macbeth en un monstruo. Las brujas son personajes oscuros y sobrenaturales que le mostraran a Macbeth lo que él mismo quiere y ambiciona. Ellas expresaran lo que él quiere escuchar, pero todo su actuar será consecuencia de su deseo interior, y no necesariamente de un poder que las brujas tengan, “la voz de las brujas no es una voz que obligue, sino que seduce y motiva a la acción” 4 .
La obra comienza con la aparición de las brujas, estos personajes sobrenaturales, en medio del páramo. Podemos notar, a través de su discurso, que no pertenecen al mundo humano. Macbeth es presentado indirectamente, pasan un par de escenas antes de que realmente él aparezca. Primero es mencionado por las brujas, luego en la escena II por su victoria que es comunicada al rey quien decide darle el título de Thane5 de Cawdor, ya que el Thane de Cawdor era un traidor y por tal motivo será sacrificado. Es interesante ver que el titulo o más bien las ropas con las que vestirán a Macbeth son las ropas de un traidor, siendo luego él también uno. Pero Duncan confía plenamente en su pariente, y no sospecha que de él vendrá la traición. Todo esto va preparando el terreno para la aparición de Macbeth y para mostrar en la trampa que cae.
El primer parlamento de Macbeth está, de cierta manera, conectado a las brujas: “un día bello y feo”, es esta antítesis la que también han usado las brujas. Es un día bello porque vienen victoriosos de la batalla, y feo porque está gris y lloviendo. Lo mismo ha sucedido con aquel extraño primer discurso de las brujas en el páramo: “cuando haya derrota y victoria”, porque Macbeth vendrá victorioso, pero su derrota empezará con la aparición de estas tres personalidades.
Cuando Banquo ve a las brujas, se dirige a ellas y las describe, dando a entender que no parecen seres de este mundo, le hacen un gesto silencio, sin embargo, Banquo no se intimida, habla, aunque le hayan mandado callar. Esta actitud del personaje es muy importante, ya que a él también le harán las brujas algunas predicciones, pero no las tomará en serio, a diferencia de Macbeth.
El saludo que dan las brujas a Macbeth se da en tres momentos, llamándolo por tres diferentes títulos:
¡Salud a ti, Macbeth, Thane de Glamis!
¡Salud a ti, Macbeth, Thane de Cawdor!
¡Salud a ti, Macbeth, que serás rey! 6
La trampa de las brujas radica en que el primero es cierto, y él lo sabe, con lo cual ya es extraño que ellas lo llamen por sus títulos cuando en realidad él nunca las había visto. El segundo, él no lo sabe, pero los mensajeros del Rey están en camino para anunciárselo. Cuando él descubra que el segundo es cierto, pasara del asombro a la credibilidad, piensa: “lo más grande después” y es aquí donde, sin notarlo, ya ha caído en la trampa del destino.
Será Banquo quien se dará cuenta que Macbeth es capaz de dejarse nublar la razón. Y le dice “aunque es muy extraño las fuerzas de las sombras nos dicen verdades, nos tientan con minucias, para luego engañarnos en lo grave y trascendente”, él ha comprendido lo peligroso que es creer ciegamente en esos presagios; sin embargo, los pensamientos de Macbeth ya están puestos en “dirección del crimen”.
<<” Serás Rey” es un verdadero dardo envenenado que se lanza e hiere a un corazón deseoso. Las brujas no hacen más que desnudar una realidad que ya está en el protagonista, pero que no se había manifestado aún; se requería de esa fuerza que desvele el verdadero sentimiento. Sin las brujas, no habría empezado a actuar esa auténtica potencia, sino que ellas, cual vendaval implacable, desarrollan.>> 7
En cuanto al mensaje de las brujas para Banquo:
Menos que Macbeth, pero más grande.
Menos feliz, y mucho más feliz.
Engendrarás reyes, mas no lo serás;
así que, ¡salud, Macbeth y Banquo!
Las brujas lo saludan, pero lo hacen sin títulos, y cuando predicen algo para él lo hacen en términos oximorónicos. Como ya se ha mencionado, Banquo es un personaje sensato y sereno, a diferencia de Macbeth, él no se dejará llevar fácilmente por las palabras de las “hermanas fatídicas”. Cabe resaltar que, en ese momento, las predicciones que se han hecho para Banquo no inquietan a Macbeth, son vacías y solo cobrarán sentido para él hasta después de matar a Duncan.
Aunque se ha sembrado en el corazón de Macbeth la semilla de la ambición, él trata de reprimir sus deseos, sabe que el rey Duncan aún goza de buena salud y que podría pasar un tiempo para que aquello que le fue revelado por las brujas se convierta en realidad. Cuando Macbeth decide compartir con su esposa las predicciones sobre su futuro para hacerla participe de la dicha, está sellando su destino. Pues será Lady Macbeth la encargada de acelerar el cumplimiento del tercer saludo. Ella conoce el corazón de su esposo, sabe que Macbeth tiene dudas, es leal y él no se animaría a tomar atajos. Sabe que es ambicioso, pero no está dispuesto a la maldad que acompaña a la ambición. La fuerza de Lady Macbeth es la palabra y no la acción, es por eso por lo que a través de su discurso logra convencer a su esposo de asesinar a Duncan.
El deseo de poder y la intervención de Lady Macbeth llevarán a Macbeth a cometer el asesinato de Duncan. El protagonista sacrificará su humanidad por su ambición y con ese primer asesinato subirá al trono, y se convertirá en un tirano sin escrúpulos que sacrificará cuantas vidas sean necesarias para mantenerse en el poder. Su destino trágico fue anunciado cubierto de gloria, pero fue el libre albedrio de Macbeth lo que lo llevó a la desgracia.
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TEMA 3: Analizar "La escena de la cárcel. Fausto tras su perdón. Margarita enfrentada a su momento final. Fausto de Goethe.
Johann Wolfgang von Goethe fue un escritor, científico, filósofo y político alemán que nació en Frankfurt el 28 de agosto de 1749 y que falleció en Weimar el 22 de marzo de 1832. Goethe está considerado uno de los poetas más importantes e influyentes de la literatura en lengua alemana (también ha sido nombrado el padre del romanticismo). Su obra es el mayor exponente del movimiento Romántico y ha influido de tal manera en la literatura europea posterior que aún hoy en día es considerada por muchos un modelo a seguir. Entre sus obras la más importante y mundialmente conocida es sin duda su drama Fausto, la más icónica e influyente, fuente de inspiración y objeto de múltiples versiones. Y sus novelas más representativas son Las desventuras del joven Werther o Wilhelm Meister. En poesía cabe destacar su Prometeo y también Hermann y Dorotea o sus Elegías romanas.
La leyenda de Fausto trata de un viejo científico alemán llamado Johann Georg Faust, astrólogo, mago y alquimista, que vivió a finales del siglo XV. Estudió en la universidad de Heidelberg, donde empezó a destacar por sus conocimientos, y que recorrió varios países de Europa acompañado por dos perros demonios; decían que había vendido su alma al diablo a cambio de sabiduría. Esta leyenda es la base de una tragedia isabelina, escrita por Christopher Marlowe: The Tragicall History of Dr. Faustus. Y es también esta leyenda la base para que Goethe llevara a cabo la creación de su obra dramática, que tiene como título el apellido del “mago”; así pues, el argumento no era nuevo, sin embargo, Goethe lo hará trascendental.
La obra tiene dos partes. La primera parte es la más conocida. Dios permite al diablo “Mefistófeles” que ponga a prueba al viejo y sabio doctor Fausto que, harto de la ciencia y de la vida está a punto de suicidarse. Una vez aceptado y firmado el pacto, Fausto, convertido en un joven apuesto, se enamora de Margarita, una joven hermosa y ayudado por Mefistófeles, Fausto consigue seducirla. La joven da a su madre un somnífero preparado por Mefistófeles para poder estar con su amante, pero ese somnífero le causará la muerte. Sintiéndose culpable por la muerte de su madre, abandonada y casi enloquecida, Margarita mata al hijo que Fausto ha engendrado en ella, por lo que es condenada a prisión. Fausto, después de matar al Valentín (hermano de Margarita) , ha abandonado a su amada, dejándola cargar a ella sola con el peso de las consecuencias. Es justo en esta última escena de la primera parte de la obra que se centra este análisis.
Durante todo el período en que en el mundo real se llevaba a cabo el proceso contra Margarita, Mefistófeles distraía a Fausto con la asistencia a la fiesta de las brujas (mundo fantástico), y durante la cual Fausto reconoce en una visión el destino de la joven a quien ha seducido y abandonado. Fausto queda fuertemente impresionado y reflexiona sobre la desgracia de su amada. Es curioso, el hecho de que no parece recordar que el origen de la desgracia de Margarita no es otro que él mismo, y es Mefistófeles quien, debido a los reproches que se ve obligado a oír, tiene que recordarle a Fausto “¿Quién fue quien la hundió en la ruina?” Es este momento muy importante pues hace que Fausto tome conciencia de su nefasta forma de actuar hasta entonces, manifiesta su fracaso como persona y actúa como un niño tratando de culpar a los demás por sus acciones.
Fausto se deja llevar por la culpa y trata de arrebatar a Margarita de la cárcel. “Piensa que sólo lo separa de Margarita una triste pared; en realidad no es así: entre ellos hay una barrera infranqueable, un abismo de desinteligencia y amargura. Margarita supo amar con entrega y en este sentido se ofrece como un hermoso símbolo; Fausto se guió siempre por un egoísmo bien marcado y ahora que está ante el sufrimiento, ante el agudo dolor de quien lo diera todo, sólo sabe decir algo que es una inmensa verdad: su crimen, si así se le puede llamar, consistió tan sólo en una grata ilusión; creyó ver en Fausto un alma noble y nunca imaginó las consecuencias de entregarse sin reservas.” (Quintana, L. 2005)
Cuando Margarita cree que ha llegado el verdugo (que en realidad es Fausto), no está del todo equivocada, pues, aunque no es quien le va a cortar el cuello, Fausto ha hecho algo peor, la hundido en la desgracia cuando supuestamente la amaba. Fausto le dice que viene a salvarla y resulta bastante contradictorio que el verdadero culpable de haber arruinado la vida de Margarita le diga que viene a salvarla. Ella ruega por su vida, en sus delirios, aún no reconoce a su amado ni la culpabilidad que él tiene en todo esto. Cegada por el dolor recuerda a su hijo y trata de amamantarlo, el dolor que solo ella como madre puede entender le hace adjudicarse toda la responsabilidad de sus actos. Y entonces llega el momento en que Fausto reconoce que es por su culpa que la vida de su amada está deshecha, reconoce el grado de culpabilidad que tiene él en toda esta situación y al comprenderlo, se arrodilla y dice a Margarita que a sus plantas tiene al hombre que la ama y que ha venido a salvarla; pero ella, sin reconocerlo aún, cree que él va a rezar y se arrodilla a su lado a “implorar protección del cielo”.
Fausto está desesperado y le grita: “¡Margarita! ¡Margarita!”, pero, aunque margarita reconoce la voz de su amado, aún no le reconoce a él. “Ahora sí caen las cadenas; cuando Fausto había intentado quitárselas por la fuerza no dio resultado. Margarita ya está libre, pero no para huir con su antiguo amado, sino a los efectos de prepararse para el paso postrero. En ella están en pugna dos fuerzas contrarias: el deseo de volar a los brazos de su amado y la constatación presente de que él no está realmente a su lado. Su voz es la misma, es la que ha gritado ¡Margarita!, pero la situación es completamente diferente.”8 Resulta curioso que a partir de ese momento Margarita le reconocerá sin reconocerlo, dejará de hablar de su amado ausente en tercera persona y se dirigirá a Fausto en segunda persona, volverán a ella sus recuerdos de felicidad con Fausto y sin embargo le cuestionará: "¿Luego eres tú? ¿Estás seguro de ello?" porque sabe que esa persona no es quien ella recuerda, no es de quien se enamoró.
Por momentos pareciera para Fausto que Margarita le seguiría, sin embargo, ella está consciente de que no puede escapar de sus pecados y se niega. El protagonista esta tan desesperado que hace una pregunta muy egoísta a su amada: "¿quieres acaso que yo muera?", esto da paso a que Margarita dé a Fausto la tarea de sepulturero, es él quien comenzó la desgracia de la joven y es él quien debería consumarla. “Lo que para Fausto es libertad, para ella es sepulcro.”9. Como último recurso para sacar a Margarita, Fausto quiere recurrir a la fuerza, pero Margarita sigue firme, incluso se enoja con él, son tan remotos ya los días en que ella hizo todo lo que el pedía, por amor.
Considero que la escena de cárcel es al mismo tiempo la forma de mostrar tanto la victoria como el fracaso de Mefistófeles. Margarita, reconocida oficialmente como culpable, tiene ahora la posibilidad de huir liberada por Fausto. Si en un principio Margarita sucumbió a la seducción porque no se dio cuenta de que ofreciéndose a su amado caía en manos de Mefistófeles, ahora, en cambio, se da cuenta de que amar y seguir a Fausto significa dejarse llevar por Mefistófeles, y haciendo un acto heroico profundamente humano renuncia al amor, a la libertad y a la vida puesto que, en su estado, sólo con esta renuncia puede escapar al poder del mal. Fausto, en cambio, demuestra que, a pesar de anhelar el conocimiento infinito, es un hombre incompleto porque le falta la capacidad de asumir su responsabilidad, pues ahora, cuando ante una Margarita que se niega a seguir a Mefistófeles, tiene la oportunidad de demostrar su firmeza humana y su amor quedándose con ella y asumiendo las consecuencias de su propia culpa, vuelve a abandonarla dejándola a merced de su destino.
Fausto quiere proseguir su camino pues su anhelo no ha quedado satisfecho. En este sentido, la escena de la cárcel sella el fracaso de Mefistófeles porque Fausto no se ha detenido en su insaciabilidad. Pero al mismo tiempo es una demostración de la victoria del diablo puesto que el hombre que se halla ante la posibilidad de elegir entre tomar responsabilidad de sus actos para romper con el pasado, se decide por la ruptura y el olvido, prueba evidente de la fuerza del mal.
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BIBLIOGRAFÍA
Tema 1: Anagnórisis en Edipo Rey
EDIPO REY DE SÓFOCLES TEXTO COMPLETO. Versión electrónica. Disponible en: https://ciudadseva.com/texto/edipo-rey/
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Tema 2: Analizar "El saludo de las brujas. Los tres momentos del saludo y su significación. Reacciones provocadas" en Macbeth de Shakespeare.
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Tema 3: Analizar "La escena de la cárcel. Fausto tras su perdón. Margarita enfrentada a su momento final. Fausto de Goethe.
Fausto. Texto completo de Goethe. Versión electrónica. Disponible en: https://infolibros.org/fausto-johann-wolfgang-von-goethe/
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Quintana, L. (2019). Culpa y castigo. Tragedia clásica europea. Ciudad de México: Trajín.