martes, 8 de junio de 2021

Elda Jocelyn Velázquez Román. Un personaje in absentia en Espectros y en Godot.

 Elda Jocelyn Velázquez Román 

Dr. Luis María Quintana Tejera 

30 de mayo del 2021. 

Ensayo final 

El perfil de un personajin absentia dentro de Espectros y en Esperando a Godot. 

 

Nos encontramos frente a dos grandes obras del teatro dramático, por una parte, Espectros, escrita por el autor noruego Henrik Ibsen en 1881, donde encontramos la historia de la familia Alvingy más concretamente, las consecuencias de los actos del Capitán Alving, padre y esposo, ocurridas con más fuerza después de su muerte. Por otra parte, Esperando a Godot: tragicomedia publicada en 1942 por el dramaturgo irlandés Samuel Beckett, con la que nos enteramos sobre la espera infinita de Vladimir y Estragón, dos vagabundos que pasan por una serie de reflexiones sobre la desesperación e inutilidad del hombre mientras continúan aguardando la llegada de un siempre desconocido Godot. Ambas obras literarias tienen como punto de contactel leitmotiv de un personaje masculino del cual se discute durante toda la historia, pero nunca aparece. Además, cuentan con perfiles en sus personajes capaces de brindar temas de interés literario, tales como los pecados del Capitán Alvingsu dualidad apariencia-verdad, las repercusiones de dichos pecados en la vida de su hijo Osvaldo o las características y condiciones de Vladimir y Estragón. Son precisamente los anteriores temas mencionados los protagonistas de este ensayo, con los cuales pretendo esclarecer las realidades individuales de cada una de estas figuras en un análisis concreto por obra. Al final del documento encontrarán una bibliografía y un epílogo. 

Espectros (obra de teatro) - Wikipedia, la enciclopedia librePrimera parte: Espectros de Ibsen 

Durante este primer análisis focalizaré las características de los dos personajes masculinos más importantes en la obra, estos son el Capitán Alving y su hijo Osvaldo. En ellos podremos ver comportamiento, pecados, el juego de apariencia y verdad, y el gran tema de una herencia genética negativa. Iniciemos detectando el principio:  

Capitán Alving: factor causal de la tragedia familiar 

El pasado de Elena Alving está plagado de fatalidad gracias a su fallecido marido, pues él fue la personificación de los excesos y la infidelidad. En Lecciones de Literatura universal. “Ibsen”, publicado  

en el blog de Tragedia por el Dr. Quintana, encontramos un recuento de la historia que me parece bastante pertinente: 

“A lo largo de la conversación entre la señora Alving y el pastor Manders, se va descubriendo que en vez de un hombre de intachable comportamiento, el difunto era un licencioso, que la señora Alving había huido de él a los brazos del pastor, el cual, a su vez, la había devuelto a sus deberes de esposa”. (Resaltado propio). 

Este hombre tuvo una actitud cuestionable desde el comienzo de su matrimonio con Elena, y no pongo en duda la posibilidad de que haya sido de este modo incluso en su juventud, pues ella misma menciona durante su confesión hacia Osvaldo en el Acto III que era la alegría de vivir hecha persona, hablando respecto a la diferencia entre él y su hijo, y de su afinidad por el desafuero. 

¿Cuáles fueron sus pecados? 

Cuando pienso en el tema de sus pecados, entendiendo esto como cualquier cosa o actitud “que se aparta de lo recto y justo, o que falta a lo que es debido” tal como lo dicta una de las seis definiciones brindadas por la RAE, no puedo evitar detenerme en la construcción de su vida a partir de fallas constantes, por lo que creo conveniente leer esta sección a partir de la concepción de pecados actuales, es decir, voluntarios, entre los que vale la pena destacar uno: la lujuria, pecado que más allá de haber sido consumado por decisión propia, es capital. Pero demos oportunidad de distribuir en degradación ascendente todos estos defectos. 

En primer lugar, iniciemos con los vicios. El alcoholismo siempre ha sido conocido como una bomba dentro del ámbito parental, ocasiona problemáticas por cada rincón del hogar, y en este caso, por cada rincón de su matrimonio y su descendenciaAl caer en un vicio con el alcohol, llegó a provocar situaciones incómodas que afectaban tanto a Elena como a su propia integridad, hablo acerca de las incontables ocasiones en las que perdió la razón era ella quien “luchaba cuerpo a cuerpo”1 para poder recostarlo en su cama. Esto afectó totalmente en su rutina para dormir, su comodidad, seguridad y comunicación, verle en ese estado se volvió costumbre y trabajo forzado para Elena. Otra implicación del alcoholismo, creo yo la más grave, es el conflicto sexual entre ambos: el esposo de familia, tal como hemos visto en personajes como Torvald Helmer de Casa de muñecas, persiste en la idea de disponer del cuerpo de su esposa sin un consentimiento previocual ley intrínseca de la unión marital. Al encontrarse en un estado de entera ebriedad, el detenimiento mediante el diálogo resulta inútil, por lo cual Elena decide, por ella y por su hijo, proseguir sin mostrar resistenciallevándonos a reflexionar sobre el concebimiento de Osvaldo en las mismas circunstancias. 

Es el mismo problema sexual el que me lleva a mencionar el segundo pecado: la infidelidad. 

La pluralidad de encuentros del Capitán Alving con otras mujeres obligó a Elena a mantener una máscara de ignorancia, buscando la aparente estabilidad para su hogar, prácticamente exigida por las normas sociales tradicionales y por la influencia del Pastor Manders. Ocurre que, como lo cuenta Elena, este aspecto se volvió tan recurrente que terminó por normalizaseempero, fue una ocasión concreta la que arruinó por entero la paciencia, el amor y la tolerancia de la mujer. Un día, mientras estaba en casa, escuchó los pasos de Juana, sirvienta del hogar de ese tiempo, y la observó trayendo una regadera del jardín, un punto quizáirrelevante, pues la atención la centraré en quien venía detrás de Juana con severa insistencia: el Capitán AlvingCuando Elena cuenta que la respuesta de la mujer fue negarse abruptamente a un acercamiento de índole sexual, damos cuenta de un acoso repetitivo que culminó en un embarazo no deseado para esta trabajadora. El gran Alving comienza a caracterizarse por un deseo sexual exacerbado, un terrible caso de acoso laboral y la mínima muestra de respeto hacia su relación y hacia sí mismo. 

Partiendo de lo anterior, se intuye que la enfermedad desconocida que le transmitió a su hijo bien puede ser venérea, una mortal consecuencia de sus encuentros sexuales con mujeres desconocidas. Dentro de Britannica, se afirma que se trata de sífilis congénita: 

The memorial that Helen, his conventionally minded widow, has erected to his memory burns down even as his son Oswald goes insane from inheritedsyphilis2 

A través de todas estas transgresiones a la calidad de vida, ya personal, ya colectiva, el Capitán Alving demuestra regir su vida a partir de un libertinaje tóxico, abusando de la exigencia social hacia las actitudes de Elena para con sus roles maternales y de pareja, siéndole completamente indiferente a su hijo y los conflictos que hunden al trío en una simulación desgastante y a fin de cuentas rota. Alving, puedo confirmar a este punto, terminó por encasillar la rectitud en su título, olvidó (o ignoró) la importancia de las relaciones afectuosas dentro de un hogar y terminó cavando dos tumbas: donde yacería su cuerpo y donde condenó a yacer el cuerpo de su primogénito. 

Es bastante claro que mediante un accionar ubicado en el pretérito de la línea temporal, surgió de la luz una víctima determinada por la genética, quien sufriría hasta sus últimos momentos una reiterativa angustia, dolor y preocupación: 

Osvaldo y la herencia maldita 

Este personaje es un juguete a manos de la herencia genética y, por ende, a quien repercuten continuamente las acciones de su padre, esas de las que ni siquiera está enterado durante un largo periodo de su vida. Su ignorancia en temas médicos y la ineficacia de los doctores, lo orillan a catalogar su padecimiento como una desesperación emocional. No es sino su madre, la persona que más detalladamente puede explicarnos la situación por la que está atravesando Osvaldo. Son muchísimos los factores por los que no puede continuar su trabajo como pintor, pues a estas alturas resulta necesario un descanso de plazo indeterminado. Por mencionar algunos, están la falta de recursos, la oposición del Pastor Manders, su enfermedad y el mal clima. Dentro de este caótico ambiente, su vida gira en torno a dos desgracias: sus padecimientos y el alejamiento de Regina. El primero es un tema que le afecta desde el nacimiento hasta la muerte, el segundo es provocado indirectamente por el primero. 

Verán, aquí se pone en discusión el hecho: “justos pagan por pecadores”, y más que nada, “los hijos pagan por los pecados de sus padres”. Si seguimos la delimitación ideológica del Pastor Manders, podemos mencionar la ineficacia de estos postulados con las siguientes citas extraídas de la biblia3. En Ezequiel 18; 2, encontramos el cuestionamiento de Dios hacia un refrán que era popular en Israel, a saber: 

Los padres se comieron las uvas agrias, y a los hijos les dio la dentera”.  

Durante los siguientes versos se habla sobre los pecados de los padres y la crianza de los hijos, culminando en la negación de la muerte de los descendientes a causa de los errores de los padres. En tal caso, sabemos que la muerte no tiene un significado literal y que hace referencia a la vida después de la muerte humana, pero aún contamos con una rotunda negativa. ¿Qué pasa entonces, con el caso de Osvaldo AlvingTomemos en cuenta tres puntos importantes: sus creencias, la distancia y la injusticia. 

En la familia Alving no existe un apego a las normas religiosas, y eso lo podemos ver durante toda la obra en discusiones del pastor con varios integrantes de la familia como Elena, Osvaldo e inclusive, con Regina. La educación de esta casa traza entonces, la dedicación libre de prejuicios de Osvaldo a la pintura o las lecturas de Elena exentas de censura, pero coloca al señorito en un punto crítico. 

El hijo del Capitán Alving, bajo las órdenes de su madre a fin de que no presenciara los peligrosos actos de su padre, dejó de frecuentarlo desde los siete años, por lo que los recuerdos junto a él se limitan a una ocasión donde se divertía enseñándole a fumar, y entonces, obliga la omisión de sus actitudes y sentires. A que, considerar una enfermedad venérea como respuesta a su sufrimiento termina siendo una opción hasta imposible. 

Entonces comienza el tercer punto: la injusticia del desconocimiento. Al limitar la comunicación entre ambos hombres es cierto que se consigue cortar la influencia del padre en el niño, lado positivo que le debe a su madre, porque por esta oportunidad de expandir su criterio y horizonte propios descubre su pasión por el arte, lamentablemente se desarrolla un lado negativo: el joven Alving no tiene oportunidad de conocer sus orígenes. Esto lo condena a una búsqueda interminable de un mejoramiento que pudo haberse evitado con la única acción de comunicar. Sabemos que llega a considerar el suicidio, que no disfruta en absoluto su vida y que en lugar de eso, la vida le representa una cárcel. ¿Ahora entendemos la desesperación de Elena por proteger a su hijo? La final confesión de su madre está guiada y provocada directamente por el remordimiento, no digo que supiera a ciencia cierta que el Capitán Alving tuviese sífilis, digo que la única manera de dar un giro a los diagnósticos angustiantes de su hijo era teniendo en cuenta su pasado. Por eso hay una herencia maldita, porque Elena corta totalmente la llegada del dinero que le correspondía, de su posible salvación y porque lo único que no puede evitar es lo que ya tenía desde antes de llegar al mundo. 


Segunda parte: 
Esperando a Godot de Beckett  

Durante el transcurso de esta obra absurdista conocemos a los protagonistas Vladimir y Estragón, o como suelen llamarse, Didi y Gogo. En medio de palabrería, planes solitarios y aconteceres con otros personajes (Pozzo, Lucky y el muchacho mensajero de Godot)le brindan a la espera el papel de sentido de la vida. Es un objeto artístico hecho por y para el existencialismo, como una parodia y un cuestionamiento acerca de la monotonía humana, la esperanza depositada en un evento, momento de suerte o ser divino al que no le interesa el hombre, mediante la repetición ilógica y la ilusión de un cambio cercano. 

Estos vagabundos, además de pasar por todo lo anterior, han estado juntos, “no sé, quizá cincuenta años”4, por lo que verse como entes individuales es tarea difícil, pero no para nosotros. A este propósito, comencemos por ver las características y condiciones que atraviesan, tanto específica como generalmente, para comprender la vida de estos hombres antes de atrevernos a juzgar sus problemáticas. 

Vladimir y Estragón: su pasado 

Algo que me parece muy interesante y que pareciera ignorar la pretensión de revelarse es su pasado, al cual sólo podemos darle un vistazo conforme se mencionan micro aspectos dentro de sus conversaciones. Lo demás queda a nuestra consideración. Apelando a la ambigüedad, propongo que su pasado se asemeje a lo siguienteVladimir es en realidad el Sr. Alberto, o por lo menos lo fue en un principioun ser humano que deja ver sus dones de filosofía en cada uno de sus diálogos y quien acordó con Godot un encuentro. Su obsesión por las reflexiones acerca de las carencias humanas lo llevaron a un camino poco común, extraviando una rutina socialmente aceptable hasta llegar al punto de desvincularse completamente de ella. Entonces comenzó la peor parte de sus reflexiones: el existencialismo puro y vívido. Al singularizarse, tal como lo diría Víktor Shklovski, perdió la conexión armoniosa con las normas que rigen a la colectividad, y al colocarse del lado del transgresor, comenzó a ser atacado; paso siguiente: la normalización del rechazo, la pérdida de la necesidad de su existencia para con los otros y la violencia como recibimiento cotidiano. 

Por su parte, de Estragón esperaríamos que su nombre también tuviera historia, pues por si les era desconocido, el estragón es una planta frecuentemente utilizada en la cocina como un condimento para toques picantes, pero, aunque bien podríamos encontrar alguna metáfora por ahí, lo cierto es que Estragón es el más perdido e incomprensible de los dos. Más que undesvinculación social voluntaria yo confiaría más en un pasado donde fue desterrado de su círculo social, y donde pudo haber pasado por acontecimientos duros. Durante la obra nos es posible ver que le representa un esfuerzo doble crear enunciados complejos, encontrar sinónimos o crear analogías, y que esta complicación no es reciente. Suele tener reiterativas lagunas mentales en recuerdos de largo y corto plazo, creo yo, como un mecanismo de defensa desarrollado para bloquear los eventos trágicos o traumáticos que pudo haber experimentado en algún punto de su vida. Durante el transcurrir del tiempo, tuvieron que ser frecuentes estas manifestaciones de odio para llegar hasta este momentoramificando un cansancio absoluto, desesperación y miseria. 

El presente del par absurdo 

Suponiendo verdaderas estas características como su posible antecedente causal, el presente de Vladimir y Estragón se vuelca en una condición de extrañeza y anhelo. Georg Lukács en una de sus obras5 habla acerca una pérdida del sentido de totalidad (o de la vida) que caracteriza a la contemporaneidad dentro de la novela. Soy consciente de que no estamos frente a una, pero también sé que no hay otro tema que predomine más en esta obra (además de la espera de un individuo desconocido) que no sea la noción de desconexión ante la vida, por lo que colocamos a este par en un ambiente de profunda indeterminación, con un escepticismo de raíz que moldea las perspectivas de los personajes. 

La indeterminación inunda la diégesis, el escenario y su vidalos detalles se convierten en puntos innecesarios y amigos de la obviedad. Los temas que presenciamos durante su conversación son ciertamente variados y profundos, entre los que el Dr. Quintana rescata, dentro del capítulo IX de su libro Culpa y castigo: la censura del hombre, la amistad genuina entre Didi y Gogo, el tema bíblico, y los que yo podría agregarel tema fálico, la esclavitud, el hambre, y el suicidio, aunque son muchos más. De hecho, acerca de este último tema Albert Camus dice en su ensayo filosófico El mito de Sísifo que “Comenzar a pensar [en el suicidio] es comenzar a estar minado6, sentir la advertencia en el interior. Si nos detenemos a pensar en las razones por las que Estragón ve nacer la curiosidad de ahorcarse, fácilmente lo relacionamos por una desesperada añoranza sobre un cambio de actividades, un poco de entretenimiento y anécdotas nuevas que muy probablemente no recordará al siguiente día. Sin embargo, es dentro del cálculo minucioso de su peso, resistencia de la cuerda, grosor de la rama y turnos de acción lo que nos remite a dos polos: un absoluto miedo de morir ahorcado en la primera parte de la obra, y un absoluto miedo de no morir en el intento de ahorcarse en la parte final. Quizá vivirá en un ambiente atroz, pero por lo menos tiene la certeza de que son cuestiones que acaban y de que han pasado cosas peores. De esta forma, las causas de una posibilidad del suicidio se engendran dentro de los individuos, especialmente de Estragón. “La sociedad no tiene mucho que ver con estos comienzos. El gusano se halla en el corazón del hombre y en él hay que buscarlo. 

Interpretación de la espera de Godot 

La temática general puede partir de una tradición literaria que ha sido conservada a lo largo de la historia: el mito de Sísifo. Precisamente en el ensayo filosófico El mito de Sísifo (1942) de Albert Camus, descubrimos el relato: 

Los dioses habían condenado a Sísifo a subir sin cesar una roca hasta la cima de una montaña desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza. 

Aquí hablamos sobre la acción determinante de unos dioses sobre un hombre, sin en cambio, en Esperando a Godot existe la ligera modificación del constante cuestionamiento hacia la religión y el “Salvador”. Aún así, la última parte de la cita representa fielmente la problemática de estos individuos. “No hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza”, lo que es curioso porque describe prácticamente lo que ocurre todos los días. Un sin sentido que desborda la cotidianidad, una repetición exasperante e irritante de los mismos hechos, vanagloriando cualquier vaga modificación de la estructura. Vladimir y Estragón personifican a la humanidad, por su parte, Vladimir como aquellas personas incrédulas y desesperanzadas, y por la otra, Estragón como la masa que buscan devotos un eje rector vital, aunque eso signifique la muerte. 

Epílogo 

En estas dos obras abordamos temas muy interesantes acerca de la humanidad, en un dinamismo de causa-problemática-consecuencia que nos lleva a preguntarnos incluso sobre nuestra propia existencia y propósito en el mundo, sobre las afectaciones genéticas en los hijos, y más que nada, sobre la postulación fantástica de un evento concreto como dueño de nuestra fe. 

BIBLIOGRAFÍA 

Espectros de Ibsen 

Esperando a Godot de Beckett 

  • Quintana, L. (2019). Capítulo IX Esperando a Godot, de Beckett. En Culpa y castigo (255; Primera edición, p. 282). Trajín. 

  • Ricky Desktop, Kim Drácula y muchos más. (2017). TEATRO TVE - Esperando a Godot de Beckett 1978. Teatro Estudiohttps://www.youtube.com/watch?v=q2jZ27zGqsw 

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