EL BARROCO EUROPEO
Por Luis Quintana Tejera
De Literatura I, México,
Patria, 2016.
RECUERDA
LO QUE SABES
1. En un contexto cultural,
¿qué entiendes por Barroco?
2. Cuando dices en el habla
cotidiana: “Este planteamiento es muy barroco”, ¿a qué te refieres?
3. Como corriente literaria
el Barroco alcanzó mayor esplendor en España y sobre todo en poesía lírica;
¿recuerdas el nombre de algún poeta que pertenezca a esta corriente?
4. ¿En qué siglo se
desarrolla el Barroco?
5. ¿Qué relación existe
entre el Barroco y el Renacimiento?
6. ¿Cervantes pertenece al
Barroco?
7. El teatro de Lope de
Vega, ¿se ubica en el Renacimiento o en el Barroco.
En el siglo
XVII, en su primera mitad, se manifiesta en toda Europa un fenómeno
post-renacentista, que significa en cierto modo un retorno a lo medieval, al
mismo tiempo que una reacción contra el espíritu renacentista que caracterizaba
al siglo XVI. Es el Barroco.
En la
segunda mitad del siglo XVII, la literatura de todos los países europeos,
excepto Francia, pasa por un momento de decadencia, que se caracteriza por la exageración y degeneración
de lo Barroco. La literatura francesa, que había participado de la tendencia
barroca en la primera mitad del siglo, se aparta ahora del barroquismo, para
realizar el ideal clásico, en su edad de oro, que corresponde al siglo de Luis
XIV.
Por
consiguiente en el siglo XVII, encontramos dos movimientos literarios que lo
caracterizan: el Barroco, que es común en toda Europa, y el Clasicismo francés
o Clasicismo moderno, que florece en la segunda mitad del siglo. Inicialmente
explicaremos el primero de ellos.
La
concepción del Barroco como movimiento cultural y literario dominante en el
siglo XVII, al mismo tiempo que como constante histórica opuesta al clasicismo,
es de origen reciente.
Según
algunos, la palabra barroco tendría
el mismo origen etimológico que barrueco,
vocablo que significa en orfebrería “perla irregular” y que procede del latín verruca, verruga. En italiano barroco significa “acumulación”. Pero
lo más probable es que proceda de baroco
vocablo utilizado por la lógica medieval para designar una de las figuras del
silogismo. Ahora bien; la antipatía del Renacimiento contra el escolasticismo y
aristotelismo en general, condujo a un empleo despectivo de sus términos. Así
barroco se hizo sinónimo de absurdo, confuso. En realidad, este significado de
censura se mantuvo aplicado a la historia de los estilos hasta Jacobo
Burckhardt, a partir del cual el vocablo barroco
se emplea como denominación objetivo de un estilo determinado.
Lo barroco como constante histórica
De acuerdo
con la opinión de Eugenio D´Ors en el año 1931 se operó una revisión
fundamental en el concepto Barroco. A partir de ese momento, se atribuyen al
Barroco los siguientes caracteres que de alguna manera son opuestos a los que
la historia había trabajado hasta el presente.
1° El
Barroco no es una tendencia limitada a las artes plásticas, sino común a todas
las manifestaciones de la ciencia.
2° No es un movimiento peculiar a determinado
país, época o región, sino común a todos los países y a todas las épocas.
3° El
Barroco no es el producto de la desintegración o descomposición del
Renacimiento, sino el “anticipo de las soluciones románticas”. Del mismo modo
que el Romanticismo, el Barroco repugna a la razón; se caracteriza por la
espontaneidad y la “la soberanía de la naturaleza sobre el espíritu”.
4° El Barroco no es una “enfermedad del gusto”,
sino “una de las formas de la normalidad en el gusto”. Constituye una constante
histórica, permanente y universal, opuesta al clasicismo, que se caracteriza:
por el movimiento, por la transgresión
de los límites entre las artes, especialmente entre la pintura y la
escultura y por la multipolaridad; a diferencia de los clásico, el autor
barroco no desarrolla su obra en torno a un centro, sino a varios; en la
pintura barroca parecía que el centro estuviese fuera del cuadro.
Caracteres
culturales y literarios del barroco
Ante la
dificultad de concretar en una definición a un fenómeno tan complejo como el
Barroco, seguiremos para exponer su concepto, la vía de la caracterización. Los
caracteres del Barroco tienen mucho más de esquemático y arbitrario que los de
otras épocas, que aparecen más claramente configuradas, en la historia de la
literatura.
El Barroco
se caracteriza por el dinamismo y el culto al contraste; por la preocupación
religiosa; sensualidad y misticismo; por el pesimismo, la melancolía y el amor
a la soledad; por el amaneramiento y agudeza, por la exaltación de la
individualidad y la influencia española.
1°
Dinamismo y culto al contraste. Puede establecerse un paralelismo entre las
artes y la literatura correspondientes a una misma época. Así, las formas
arquitectónicas grecorromanas del Renacimiento se caracterizan por las líneas
clásicas, acabadas, perfectas; producen una impresión de equilibrio, serenidad
y armonía.
Por el
contrario, el Barroco se caracteriza por las líneas truncas, inacabadas,
frontones rotos, arcos incompletos; produce una impresión de desequilibrio,
dinamismo y contraste.
Afirma Díaz
Plaja refiriéndose al Barroco literario, que se caracteriza por el culto al
contraste estético (choque de colores, exageración de relieves, expresionismo)
e ideológico (confrontación violenta de temas opuestos): Amor- Dolor, Vida-
Muerte, Juventud- Vejez, etcétera.
2° Preocupación religiosa.- Al neopaganismo
renacentista, que se satisface en el culto al hombre y a la naturaleza, lo
sustituye en ansia motivada por la búsqueda de Dios.
Corresponde
el Barroco a la época de la Contrarreforma y participa por lo tanto de esa
intensa inquietud religiosa.
3° Sensualidad y misticismo. Juntamente con esa
preocupación religiosa, el espíritu barroco se caracteriza por el sensualismo y
el materialismo, por un desencanto del ideal y un apego a las cosas concretas.
Existe una
tendencia a la humanización de lo sobrenatural. El neoplatonismo, que había
dominado durante el Renacimiento, conducía mediante un proceso de idealización,
a la concepción de la mujer como un ser distante e imposible (Beatriz), a la
concepción de la naturaleza como un reflejo de la Divinidad (Fray Luis) y a la
concepción del hombre como centro del universo y acreedor a la gloria.
El Barroco
se caracteriza por el desencanto de todos esos ideales. La mujer se convierte
en una cosa concreta, carnal, próxima al poeta; el paisaje adquiere un mero
valor de objeto plástico, y el hombre se encuentra rodeado de cosas sensibles
que lo aprisionan.
El mundo
artificioso del Renacimiento es sustituido por una tendencia de la realidad que
se percibe con los sentidos, pero al mismo tiempo y contradictoriamente el
espíritu se eleva en una actitud mística a un mundo de imaginación totalmente
divorciado de la realidad. Son las dos fuerzas opuestas que integran un aspecto
del dualismo barroco, de contrastes extremos; sensualidad y misticismo; anhelo
realista del mundo, fuga ascética del mundo.
4°
Pesimismo y melancolía. Amor a la
soledad. El espíritu en que se desenvuelve la Reforma y la Contrarreforma es de
reacción contra el renacentismo vital y paganizante traído de Italia.
Los temas
de amores y placeres dan paso a una poesía de desengaño y tristeza.
5°
Amaneramiento y agudeza. El Barroco se caracteriza por un amaneramiento
contrario a la naturalidad, que es el ideal de lo clásico; por un
rebuscamiento, un abuso de tropos, de imágenes y de metáforas, por la agudeza
en los conceptos y el retorcimiento en la expresión.
El siglo
XVII, especialmente en España, se opone al XVI, cuyas notas características son
la claridad, la precisión la pureza y la sencillez.
El Barroco
se caracteriza por el simbolismo, por la extravagancia de sus procedimientos y
por el acrobismo de la versificación.
6°
Exaltación de la individualidad. Al decir de Pfandl, el Barroco se caracteriza
por un prurito de individualismo y de originalidad ingeniosa, que no vuelve a
encontrarse hasta el impulso genial del Romanticismo.
El ideal
barroco del hombre de ingenio procede de España. Ingenio equivale a refinada
espiritualidad que reúne inteligencia, agudeza, ironía, gracia y buen gusto. No
es el orgullo del saber, característico del Renacimiento humanista, sino el
talento, arbitrariamente barroco, basado en sí mismo. Cuando degenera y se hace
superficial, se convierte en ingeniosidad y manía de originalidad.
Este
individualismo barroco se manifiesta especialmente en el conceptismo, pero también
en el culteranismo, cuya rebuscada oscuridad no es otra cosa que orgulloso
aislamiento y deliberado propósito de apartarse del hombre vulgar.
7°
Influencia española. En el siglo XVII, España sustituye a Italia en al
dirección de la cultura europea; el espíritu español, esencialmente barroco,
culmina en esta época y orienta toda la literatura europea.
Algunos
autores identifican el predominio del espíritu español de la Contrarreforma con
el concepto de lo barroco y llegan a
afirmar que allí donde hay influencia española, hay barroquismo.
1. En España
España, que
es un país esencialmente barroco, en el siglo XVII exagera sus propias
tendencias naturales y convierte su barroquismo eterno e inconsciente en un
barroquismo histórico y consciente.
La
dirección política de la Casa de Austria solidaria con el triunfo del
Catolicismo, es decir de la Contrarreforma, será un factor decisivo en esta
actitud anti-renacentista (y de reacción contra el neopaganismo italianizante)
que caracteriza al Barroco.
El Barroco
literario en España se manifiesta en tres direcciones: El culteranismo
que domina en la poesía y cuyo principal representante es Luis de Góngora; el conceptismo
que se refleja especialmente en la prosa y que tiene como agente
dominante a Francisco de Quevedo; el calderonianismo que continúa el
estilo barroco de Calderón de la Barca.
El culteranismo
también llamado cultismo o gongorismo presenta las siguientes notas
dominantes:
A. Se
continúan y profundizan las propuestas líricas del Renacimiento.
B. Se
introducen neologismos con la finalidad de crear un lenguaje culto y refinado.
C. Un
recurso poético importante consiste en el empleo del hipérbaton o alteración
del orden sintáctico normal de una oración con fines poéticos, a modo de
sintaxis latina y, también, utilización de metáforas audaces y caprichosas.
D. Afán de
demostrar conocimientos mitológicos.
El conceptismo
surge a partir del segundo tercio del siglo XVII con Francisco de Quevedo. Sus
características principales son:
A.
Movimiento anticulterano.
B. Recurre
a la metáfora como juego intelectual y no para el enriquecimiento sensorial de
la frase como lo había hecho Góngora.
C. Repudia
el halago retórico y se orienta hacia el terreno filosófico de donde rescata
los “conceptos” rectores de la nueva dirección poética.
El
calderonianismo se manifiesta preponderantemente en el teatro y
en particular en el drama de Calderón de la Barca.
Los
elementos barrocos en Calderón puede ser sintetizados así:
A. Poderoso
dinamismo.
B.
Retorcimiento conceptual y metafórico.
C. Una
particular movilidad en la misma acción y en los personajes.
D. Un
equilibrio inestable, análogo al de las formas inacabadas, abiertas del arte
coetáneo.
E. un
contraste, entre los personajes, entre las acciones opuestas y las actitudes de
éstos, que en la forma exterior coincide con las antítesis y paradojas, y que
tiene por equivalente el claroscuro en pintura.
F. Una
derivación hacia la ternura, el sentimiento, la nostalgia.
G.
Tendencia a la hipérbole, hacia lo desmesurado.
H. En el
drama domina un eje central y una ley de subordinación, y se da un abundante
elemento decorativo, metáforas brillantes que revelan lo poético y lo
pintoresco.66
2.
En Italia
Desde la
segunda mitad del siglo XVI se hispaniza el renacimiento italiano por la
supremacía política de España y por su influencia espiritual, que se ejerce
desde la iniciación del Concilio Trento (1545).
La
tendencia española a dar a todo asunto una enfoque religioso, a tratarlo “a lo
divino”, es adoptada por los escritores italianos.
La obra
maestra de la literatura barroca italiana es la Jerusalén Libertada (1575) de Torcuato
Tasso, epopeya de base religiosa que traduce la preocupación de la época de
la Contrarreforma. Se caracteriza por la melancolía, por una mezcla de
sensualidad y religiosidad, una especia de casta voluptuosidad, de
remordimiento y arrepentimiento, y finalmente por un arrebato propio del
misticismo español que contrasta con la atrevida sensualidad pagana,
típicamente renacentista de Ludovico Ariosto, autor renacentista ya estudiado supra.
3.
En Inglaterra
Es
asombroso que un país protestante y sajón haya adoptado durante medio siglo los
elementos espirituales de España, adversaria en lo político y en lo religioso.
El eufuismo
constituye la manifestación típica del barroco inglés; es una tendencia
equivalente al culteranismo. Se caracteriza por el tono alambicado, por la
afectación del estilo y el empleo de imágenes absurdas. Sin embargo el
esplendor y la brillantez son cualidades del
Euphues de Lyly que significa una revolución en el estilo y que influirán
en la etapa preparatoria del periodo isabelino.
En efecto,
los primeros dramas de Shakespeare sufren la influencia del Eufuísmo. Más
tarde, en Hamlet, Shakespeare ridiculizará a Lyly.
El más
hispanizado y el más barroco de los poetas ingleses de la época es Milton
(1608-1672), autor de El Paraíso Perdido.
4.
En Francia
En el siglo
XVII francés podemos distinguir tres momentos:
1° Período
de preparación del clasicismo y de manifestación del barroco (1610-1659)
2° Periodo
del clasicismo moderno o clasicismo francés (1659-1687)
3° Período
de transición hacia el Neoclasicismo del siglo XVIII (1687-1721)
En los
comienzos del primer período del siglo XVII se advierte una reacción contra la
literatura renacentista de Ronsard. Surge una tendencia a depurar la lengua y
el verso, reforma que fue iniciada por Malherbe y continuada por las academias
y los salones literarios.
La Academia
Francesa fundada privadamente por Conrart, se oficializa con Richelieu.
Los salones
tienen enorme importancia; constituyen verdaderos centros literarios en esta
etapa anterior a la implantación del absolutismo monárquico.
Autores y obras representativas del Barroco Español
El culteranismo: Luis
de Góngora.
ROMANCES
La
más bella niña
de
nuestro lugar,
hoy
viuda y sola
y
ayer por casar,
viendo
que sus ojos
a
la guerra van,
a
su madre dice
que
escucha su mal:
Dejadme llorar
orillas del mar.
Pues
me distes, madre,
en
tan tierna edad
tan
corto el placer,
tan
largo el pesar,
y
me cautivastes
de
quien hoy se va
y
lleva las llaves
de
mi libertad,
Dejadme llorar
orillas del mar.
En
llorar conviertan
mis
ojos, de hoy más,
el
sabroso oficio
del
dulce mirar,
pues
que no se pueden
mejor
ocupar,
yéndose
a la guerra
quien
era mi paz.
Dejadme llorar
orillas del mar.
No
me pongáis freno
ni
queráis culpar;
que
lo uno es justo,
lo
otro por demás.
Si
me queréis bien
no
me hagáis mal;
harto
peor fuera
morir
y callar.
Dejadme llorar
orillas del mar.
Dulce
madre mía,
¿quién
no llorará
aunque
tenga el pecho
como
un pedernal,
y
no dará voces
viendo
marchitar
los
más verdes años
de
mi mocedad?
Dejadme llorar
orillas del mar.
Váyanse
las noches,
pues
ido se han
los
ojos que hacían
los
míos velar;
váyanse,
y no vean
tanta
soledad,
después
que en mi lecho
sobra
la mitad.
Dejadme llorar
Letrillas.
96-1581
Ándeme yo caliente
y ríase la gente.
Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla
el príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados;
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.
Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.
Pase a media noche el mar,
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.
Pues Amor es tan cruel,
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel,
y la espada sea mi diente,
Alegoría de la brevedad de las
cosas humanas
Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
y sombra mía aun no soy.
La aurora ayer me dio cuna,
la noche ataúd me dio;
sin luz muriera, si no
me la prestara la luna.
Pues de vosotras ninguna
deja de acabar así,
Aprended, flores, en mí, etc.
Consuelo dulce el clavel
es a la breve edad mía,
pues quien me concedió un día,
dos apenas le dio a él;
efímeras del vergel,
yo cárdena, él carmesí.
Aprended, flores, en mí…
Flor es el jazmín, si bella,
no de las más vividoras,
pues dura pocas más horas
que rayos tiene de estrella;
si el ámbar florece, es ella
la flor que él retiene en sí.
Aprended, flores, en mí…
Aunque el alhelí grosero
en fragancia y en color
más días ve que otra flor,
pues ve los de un mayo entero,
morir maravilla quiero,
y no vivir alhelí.
Aprended, flores, en mí…
A ninguna al fin mayores
términos concede el sol,
si no es al girasol,
Matusalén de las flores;
ojos son aduladores
cuantas en él hojas vi.
Aprended, flores, en mí…
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
SONETOS
224-1582
Ya besando unas manos cristalinas
ya anudándome a un blanco y liso cuello,
ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh claro Sol invidioso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,
mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los tuyos más enojos,
228-1582
Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al Sol relumbra en vano,
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o víola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente
FABULA DE POLIFEMO Y GALATEA
{Descripción de Galatea}
XIII
…Ninfa de Doris hija, la más bella,
adora, que vio el reino de la espuma.
Galatea en su nombre, y dulce en ella
el terno Venus de sus gracias suma.
Son una y otra luminosa estrella
Lucientes ojos de su blanca pluma:
Si roca de cristal no es de Neptuno,
Pavón de Venus es, cisne de Juno.
XIV
Purpúreas rosas sobre Galatea
la Alba entre lirios cándidos deshoja;
duda de Amor cuál más su color sea,
o púrpura nevada, o nieve roja.
De su frente la perla es, eritrea,
émula, vana. El ciego dios se enoja,
y, condenado su esplendor, la deja
perder en oro al nácar de su oreja.
XV
Invidia de las ninfas y cuidado
de cuantas honra el mar deidades era;
pompa del marinero niño alado
que sin fanal conduce su venera.
Verde el cabello, el pecho no escamado,
ronco sí, escucha a Glauco la ribera
inducir a pisar la bella ingrata,
en carro de cristal, campos de plata.
{Descripción de la isla de Sicilia, abrasada
de amor por Galatea}
XXI
Arde la juventud, y los arados
peinan las tierras que surcaron antes,
mal conducidos, cuando no arrastrados
de tardos bueyes, cual su dueño errantes;
sin pastor que los silbe, los ganados
los crujidos ignoran resonantes,
de las hondas, si en vez de pastor pobre,
el céfiro no silba, o cruje el robre.
XXII
Mudo la noche el can, el día, dormido,
de cerro en cerro y sombra en sombra yace.
Bala el ganado; al mísero balido,
nocturno el lobo de las sombras nace.
Cébase; y, fiero, deja humedecido
en sangre de una lo que la otra pace.
¡Revoca, Amor, los silbos, o a su dueño
el silencio del can siga, y el sueño!
{Encuentro de Acis y Galatea}
XXIII
La fugitiva ninfa, en tanto, donde
hurta un laurel su tronco al sol ardiente,
tanto jazmines cuanta hierba esconde
la nieve de sus miembros, da a una fuente.
Dulce se queja, dulce le responde
un ruiseñor a otro, y dulcemente
al sueño da sus ojos la armonía,
por no abrazar con tres soles el día.
XXIV
Salamandria del Sol, vestido de estrellas,
latiendo el Can del cielo estaba, cuando
(polvo el cabello, húmidas centellas,
si no ardientes aljófares, sudando)
llegó Acis; y , de ambas luces bellas
dulce Occidente viendo al sueño blando,
su boca dio, y sus ojos cuanto pudo,
al sonoro cristal, al cristal mudo.
XXVII
Caluroso, al arroyo de las manos,
y con ellas las ondas a su frente,
entre dos mirtos que, de espuma canos,
dos verdes garzas son de la corriente.
Vagas cortinas de volantes vanos
corrió Favonio lisonjeramente
a la (de viento cuando no sea) cama
de frescas sombras, de menuda grama.
XXVIII
La ninfa, pues, la sonorosa plata
bullir sintió del arroyuelo apenas,
cuando, a los verdes márgenes ingrata,
segur se hizo de sus azucenas;
huyera; mas tan frío se desata
un temor perezoso por sus venas,
que a la precisa fuga, al presto vuelo,
grillos de nieve fue, plumas de hielo.
XXXI
Entre las ramas del que más se lava
en el arroyo, mirto levantado,
carcaj de cristal hizo, si no aljaba,
su blanco pecho, de un arpón dorado.
El monstruo de rigor, la fiera brava,
mira la ofrenda ya con más cuidado,
y aun siente que a su dueño sea, devoto,
confuso alcaide más, el verte soto.
XXXII
Llamáralo, aunque muda, mas no sabe
el nombre articular que más querría;
ni lo ha visto, si bien pincel suave
lo ha bosquejado ya en su fantasía.
Al pie –no tanto ya, del temor, grave-
fía su intento; y, tímida, en la umbría
cama de campo y campo de batalla,
fingiendo sueño al cauto garzón halla.
XXXVIII
El sueño de sus miembros sacudido,
gallardo el joven la persona ostenta,
y al marfil luego de sus pies rendido,
al coturno besar dorado intenta.
Menos ofende el rayo prevenido
al marinero, menos la tormenta
prevista le turbó o prognosticada:
Galatea lo diga, salteada.
XXXIX
Más agradable y menos zahareña,
al mancebo levanta venturoso,
dulce ya concediéndole y risueña,
paces no al sueño, treguas sí al reposo.
Lo cóncavo hacía de una peña
a un fresco sitial dosel umbroso,
y verdes celosías unas hiedras,
EL
CLASICISMO MODERNO
EN
LA FRANCIA DE MOLIÈRE Y RACINE
Mientras
el resto de Europa sufría las consecuencias de la degeneración del barroco.
Francia logró su edad de oro. Al siglo XVII se le ha denominado con razón le grand siécle. Pero este período del
clasicismo es breve.
Los
principales representantes del clasicismo francés son: en la tragedia, Racine;
en la comedia, Moliére; en la oratoria, Bousset; en la literatura mundana, La
Rochefoucauld y Mme. De Sevigné; en la crítica, Boileau y en la fábula, La Fontaine;
este último es el más independiente, el que menos se somete a las directivas
del siglo.
Vamos
a estudiar ahora los caracteres generales de la literatura clásica francesa de
la segunda mitad del siglo XVII:
1°
Está de acuerdo con las instituciones de la época.-
Es
una literatura al servicio de las instituciones sociales, políticas y
religiosas; es decir, respeta el orden establecido, no ataca, sino que sirve a
las instituciones y al régimen político.
2°
Es una literatura centralizada en la monarquía.- El monarca asume en la segunda
mitad del siglo XVII la dirección de los espíritus. En Versailles, el Rey Sol
es el protector de las artes y de las letras. (p. 87)
3°
Es una literatura critiana.- En la segunda mitad del siglo XVII hay unidad
religiosa en Europa. La religión del príncipe es la de los súbditos. Esta
divisa consagra la intolerancia. El Edicto de Nantes, expedido por Enrique IV
(1598), fue abolido ahora por Luis XIV (1685) estableciendo la intolerancia de
cualquier religión fuera de la católica.
4°
Es una literatura aristocrática y mundana.- Las producciones literarias están
destinadas preferentemente a las clase aristocrática. No es una literatura
popular. El espíritu mundano se manifiesta especialmente en las máximas de La Rochefoucauld y en las cartas de Madame de
Sevigné.
5° Es una literatura espiritualista y mora.- No
le interesa la naturaleza inanimada, las cosas del mundo exterior, sino el
hombre espiritualmente considerado, prescindiendo de su ser físico. No
interesan el vestido, el decorado, como ocurre en el preciosismo, ni la
descripción sentimental de un bosque o un río, sino el alma humana. Esta
literatura pretende transformar al individuo moralmente, no a la sociedad. La
reforma moral individual es el ideal de Moliére.
No
existe oposición entre el individuo y la sociedad; impera la armonía.
6° Es una literatura impersonal y objetiva.- No
interesan las sutilidades ni sentimientos subjetivos del autor; sus defectos y
cualidades, sino que, a diferencia del Barroco y del Romanticismo, el autor
permanece al margen, independiente a la obra.
7° Es una literatura disciplinada.- Está
sometida a reglas estéticas, tomadas de la tradición.
Su
principal codificador fue Boileau, quien en su Arte Poética (1674) toma las reglas aristotélicas y las exagera, no
dejando margen a la libertad. Sus reglas son caprichosas, rígidas, severas y
tienden a destruir la personalidad del escritor.
Lo
barroco y lo romántico se caracterizan por la libertad en el arte. En cambio,
lo clásico, por la sujeción a las normas.
8° Es una literatura equilibrada.- Se realiza un
equilibrio entre la razón y la verdad, equilibrio que dejará de existir en el
siglo XVIII.
La
razón es el guía que permite llegar a la verdad y comprender a la naturaleza.
Predomina sobre la imaginación, que conduce a lo fantástico, y sobre la
sensibilidad, que conduce a la expresión de los subjetivo. Sin embargo la razón
aparece, en el siglo XVII, sometida a las instituciones políticas y sociales;
respeta la religión, la moral y la tradición, debido al freno que éstas le
imponen. El predominio de la razón proviene del Renacimiento. Mientras que el
Barroco se aproxima a la Edad Media y se aleja del Renacimiento, el Clasicismo
se aproxima al Renacimiento y el espíritu renacentista es, en su esencia,
Clasicismo.
9° Es una literatura cuyo ideal artístico radica
en la imitación de la naturaleza.-
Se
sigue en ello a Aristóteles. No es una imitación servil de la naturaleza, sino
que se seleccionan los datos de la misma.
El
arte debe ajustarse a la realidad y no deformarla. Sus caracteres deben ser :
la naturalidad y claridad en los conceptos, sencillez en el estilo y en el
lenguaje; la naturaleza es sencilla.
10° Es una literatura que imita a los antiguos.-
Si el arte radica en la imitación de la naturaleza, los modelos fundamentales
deben ser los antiguos: por estar más próximos, más cercanos a ella, son los
que la han comprendido mejor, por eso son los más sencillos, los más objetivos.
Sin embargo, no se hace de los antiguos una imitación tan servil como en el
Renacimiento.
PERÍODO
DE TRANSICIÓN (1687-1721)
En
la literatura francesa, existe un período de transición entre los siglos XVII y
XVIII, período que participa de los caracteres de uno y otro siglo.
La
querella entre los antiguos y los modernos, en el aspecto literario: Bayle y
Fontenelle continuadores del racionalismo cartesiano, en el aspecto filosófico,
y los libertinos en el aspecto moral, caracterizan a este período en el cual se
encuentra la raíz y el germen de todo el siglo XVIII.
En
al querella entre los antiguos y los modernos aparece reflejada la crisis del
ideal clasico.
El
ideal clásico, armonía de la razón, de la verdad y de la belleza; se deforma
con el triunfo del racionalismo, que convierte a la razón, de factor predominante
(siglo XVII) en factor exclusivo (siglo XVIII).
El
aspecto fundamental de la querella consiste en la cuestión de si son superiores los antiguos
greco-latinos a los modernos o, si por el contrario, éstos han logrado
superarlos. Carlos Perracult es el jefe de los partidarios de los modernos. En
su poema El siglo de Luis el Grande
(1678), sin duda para halagar a Luis XIV, afirma que su siglo es más brillante
que el de Pericles y Augusto. La razón fundamental en que se basa para sostener
su opinión es la aplicación de la ley del progreso y de la perfectibilidad
indefinida del espíritu humano. Decía Perrault: “ los antiguos verdaderamente
somos nosotros, porque somos más viejos, tenemos más experiencia y por lo tanto
hemos llegado a una mayor perfección”.
La
creencia en el progreso, aplicada a la literatura, trae como consecuencia la
afirmación de la superioridad de lso modernos y el abandono de la tradición
clásica, lo que destruye el ideal artístico. El siglo XVIII será un siglo sin
arte, será el siglo del progreso y de la razón.
La
tesis de la superioridad de los modernos produjo gran conmoción y levantó
grandes resistencias. Los más grandes poetas de la época son partidarios de los
antiguos ( Boileau, Racine, La Fontaine y la Bruyere).
En
1701 se produce la reconciliación entre Boileau y Perrault, Boileau reconoce en
ciertos aspectos el mérito de los modernos. El error de la querella radica en
el planteamiento, en no reconocer que existe un ideal permanente de belleza que
puede alcanzarse en cualquier época.
EL
NEOCLASICISMO
La
literatura francesa del siglo XVIII presenta los siguientes caracteres:
1°)
Es una literatura militante que en nombre de la soberanía absoluta de la razón,
ataca todas las creencias tradicionales y pretende reformar o destruir todas
las instituciones de la época.
Los
tres pilares sobre los cuales descansaba el régimen anterior: poder
eclesiástico, forma de gobierno y organización social, son atacados en este
siglo.
2°)
Es una literatura revolucionaria por su contenido filosófico, pero conservadora
desde el punto de vista literario. Respeta las reglas y las formas de la
literatura del siglo precedente.
3°)
El racionalismo ha destruido el ideal clásico. Desaparece el equilibrio entre
la razón y la verdad, entre la razón y el sentido estético y se afirma la
primacía exclusiva y absoluta de la razón. La razón domina sin límites. Ni la
esferas de la fe, ni las de la tradición, se encuentran libres del dominio de
la razón.
4°)
El ideal artístico aparece desplazado por el espíritu filosófico y científico.
La lengua se intelectualiza, se amolda a las exigencias del pensamiento
filosófico, que trata de expresar con claridad y precisión. El fondo predomina
sobre la forma. Se pierde el sentido del matiz en el lenguaje. Hay, en cierto
modo, una precisión algebraica en la expresión de las ideas.
5°)
finalmente, la literatura del siglo XVIII desprecia a los antiguos, ataca toda
la tradición clásica en nombre de la creencia en el progreso. La imitación en
la literatura se realiza sobre modelos del siglo anterior y no sobre los
autores grecolatinos.
Durante
el siglo XVIII, la influencia francesa determinará la formación de una
literatura neoclásica en toda Europa, a la cual sustituirá, en el siglo XIX, el
Romanticismo. 67
65
Aclaración: El movimiento Barroco alcanza poca trascendencia en los países
europeos no españoles; por esta razón daremos primero las características
generales del Barroco en algunos países de Europa, y luego nos concentraremos
en España.
66 Cfr. Ángel Valbuena Prat. Historia
de la literatura española, tomo II,
7ª. Edición, Barcelona, Gustavo Gili, 1963, pp. 479-524.
69 Idem
69 Idem
RECUERDA
LO QUE SABES
1. En un contexto cultural,
¿qué entiendes por Barroco?
2. Cuando dices en el habla
cotidiana: “Este planteamiento es muy barroco”, ¿a qué te refieres?
3. Como corriente literaria
el Barroco alcanzó mayor esplendor en España y sobre todo en poesía lírica;
¿recuerdas el nombre de algún poeta que pertenezca a esta corriente?
4. ¿En qué siglo se
desarrolla el Barroco?
5. ¿Qué relación existe
entre el Barroco y el Renacimiento?
6. ¿Cervantes pertenece al
Barroco?
7. El teatro de Lope de
Vega, ¿se ubica en el Renacimiento o en el Barroco.
En el siglo
XVII, en su primera mitad, se manifiesta en toda Europa un fenómeno
post-renacentista, que significa en cierto modo un retorno a lo medieval, al
mismo tiempo que una reacción contra el espíritu renacentista que caracterizaba
al siglo XVI. Es el Barroco.
En la
segunda mitad del siglo XVII, la literatura de todos los países europeos,
excepto Francia, pasa por un momento de decadencia, que se caracteriza por la exageración y degeneración
de lo Barroco. La literatura francesa, que había participado de la tendencia
barroca en la primera mitad del siglo, se aparta ahora del barroquismo, para
realizar el ideal clásico, en su edad de oro, que corresponde al siglo de Luis
XIV.
Por
consiguiente en el siglo XVII, encontramos dos movimientos literarios que lo
caracterizan: el Barroco, que es común en toda Europa, y el Clasicismo francés
o Clasicismo moderno, que florece en la segunda mitad del siglo. Inicialmente
explicaremos el primero de ellos.
La
concepción del Barroco como movimiento cultural y literario dominante en el
siglo XVII, al mismo tiempo que como constante histórica opuesta al clasicismo,
es de origen reciente.
Según
algunos, la palabra barroco tendría
el mismo origen etimológico que barrueco,
vocablo que significa en orfebrería “perla irregular” y que procede del latín verruca, verruga. En italiano barroco significa “acumulación”. Pero
lo más probable es que proceda de baroco
vocablo utilizado por la lógica medieval para designar una de las figuras del
silogismo. Ahora bien; la antipatía del Renacimiento contra el escolasticismo y
aristotelismo en general, condujo a un empleo despectivo de sus términos. Así
barroco se hizo sinónimo de absurdo, confuso. En realidad, este significado de
censura se mantuvo aplicado a la historia de los estilos hasta Jacobo
Burckhardt, a partir del cual el vocablo barroco
se emplea como denominación objetivo de un estilo determinado.
Lo barroco como constante histórica
De acuerdo
con la opinión de Eugenio D´Ors en el año 1931 se operó una revisión
fundamental en el concepto Barroco. A partir de ese momento, se atribuyen al
Barroco los siguientes caracteres que de alguna manera son opuestos a los que
la historia había trabajado hasta el presente.
1° El
Barroco no es una tendencia limitada a las artes plásticas, sino común a todas
las manifestaciones de la ciencia.
2° No es un movimiento peculiar a determinado
país, época o región, sino común a todos los países y a todas las épocas.
3° El
Barroco no es el producto de la desintegración o descomposición del
Renacimiento, sino el “anticipo de las soluciones románticas”. Del mismo modo
que el Romanticismo, el Barroco repugna a la razón; se caracteriza por la
espontaneidad y la “la soberanía de la naturaleza sobre el espíritu”.
4° El Barroco no es una “enfermedad del gusto”,
sino “una de las formas de la normalidad en el gusto”. Constituye una constante
histórica, permanente y universal, opuesta al clasicismo, que se caracteriza:
por el movimiento, por la transgresión
de los límites entre las artes, especialmente entre la pintura y la
escultura y por la multipolaridad; a diferencia de los clásico, el autor
barroco no desarrolla su obra en torno a un centro, sino a varios; en la
pintura barroca parecía que el centro estuviese fuera del cuadro.
Caracteres
culturales y literarios del barroco
Ante la
dificultad de concretar en una definición a un fenómeno tan complejo como el
Barroco, seguiremos para exponer su concepto, la vía de la caracterización. Los
caracteres del Barroco tienen mucho más de esquemático y arbitrario que los de
otras épocas, que aparecen más claramente configuradas, en la historia de la
literatura.
El Barroco
se caracteriza por el dinamismo y el culto al contraste; por la preocupación
religiosa; sensualidad y misticismo; por el pesimismo, la melancolía y el amor
a la soledad; por el amaneramiento y agudeza, por la exaltación de la
individualidad y la influencia española.
1°
Dinamismo y culto al contraste. Puede establecerse un paralelismo entre las
artes y la literatura correspondientes a una misma época. Así, las formas
arquitectónicas grecorromanas del Renacimiento se caracterizan por las líneas
clásicas, acabadas, perfectas; producen una impresión de equilibrio, serenidad
y armonía.
Por el
contrario, el Barroco se caracteriza por las líneas truncas, inacabadas,
frontones rotos, arcos incompletos; produce una impresión de desequilibrio,
dinamismo y contraste.
Afirma Díaz
Plaja refiriéndose al Barroco literario, que se caracteriza por el culto al
contraste estético (choque de colores, exageración de relieves, expresionismo)
e ideológico (confrontación violenta de temas opuestos): Amor- Dolor, Vida-
Muerte, Juventud- Vejez, etcétera.
2° Preocupación religiosa.- Al neopaganismo
renacentista, que se satisface en el culto al hombre y a la naturaleza, lo
sustituye en ansia motivada por la búsqueda de Dios.
Corresponde
el Barroco a la época de la Contrarreforma y participa por lo tanto de esa
intensa inquietud religiosa.
3° Sensualidad y misticismo. Juntamente con esa
preocupación religiosa, el espíritu barroco se caracteriza por el sensualismo y
el materialismo, por un desencanto del ideal y un apego a las cosas concretas.
Existe una
tendencia a la humanización de lo sobrenatural. El neoplatonismo, que había
dominado durante el Renacimiento, conducía mediante un proceso de idealización,
a la concepción de la mujer como un ser distante e imposible (Beatriz), a la
concepción de la naturaleza como un reflejo de la Divinidad (Fray Luis) y a la
concepción del hombre como centro del universo y acreedor a la gloria.
El Barroco
se caracteriza por el desencanto de todos esos ideales. La mujer se convierte
en una cosa concreta, carnal, próxima al poeta; el paisaje adquiere un mero
valor de objeto plástico, y el hombre se encuentra rodeado de cosas sensibles
que lo aprisionan.
El mundo
artificioso del Renacimiento es sustituido por una tendencia de la realidad que
se percibe con los sentidos, pero al mismo tiempo y contradictoriamente el
espíritu se eleva en una actitud mística a un mundo de imaginación totalmente
divorciado de la realidad. Son las dos fuerzas opuestas que integran un aspecto
del dualismo barroco, de contrastes extremos; sensualidad y misticismo; anhelo
realista del mundo, fuga ascética del mundo.
4°
Pesimismo y melancolía. Amor a la
soledad. El espíritu en que se desenvuelve la Reforma y la Contrarreforma es de
reacción contra el renacentismo vital y paganizante traído de Italia.
Los temas
de amores y placeres dan paso a una poesía de desengaño y tristeza.
5°
Amaneramiento y agudeza. El Barroco se caracteriza por un amaneramiento
contrario a la naturalidad, que es el ideal de lo clásico; por un
rebuscamiento, un abuso de tropos, de imágenes y de metáforas, por la agudeza
en los conceptos y el retorcimiento en la expresión.
El siglo
XVII, especialmente en España, se opone al XVI, cuyas notas características son
la claridad, la precisión la pureza y la sencillez.
El Barroco
se caracteriza por el simbolismo, por la extravagancia de sus procedimientos y
por el acrobismo de la versificación.
6°
Exaltación de la individualidad. Al decir de Pfandl, el Barroco se caracteriza
por un prurito de individualismo y de originalidad ingeniosa, que no vuelve a
encontrarse hasta el impulso genial del Romanticismo.
El ideal
barroco del hombre de ingenio procede de España. Ingenio equivale a refinada
espiritualidad que reúne inteligencia, agudeza, ironía, gracia y buen gusto. No
es el orgullo del saber, característico del Renacimiento humanista, sino el
talento, arbitrariamente barroco, basado en sí mismo. Cuando degenera y se hace
superficial, se convierte en ingeniosidad y manía de originalidad.
Este
individualismo barroco se manifiesta especialmente en el conceptismo, pero también
en el culteranismo, cuya rebuscada oscuridad no es otra cosa que orgulloso
aislamiento y deliberado propósito de apartarse del hombre vulgar.
7°
Influencia española. En el siglo XVII, España sustituye a Italia en al
dirección de la cultura europea; el espíritu español, esencialmente barroco,
culmina en esta época y orienta toda la literatura europea.
Algunos
autores identifican el predominio del espíritu español de la Contrarreforma con
el concepto de lo barroco y llegan a
afirmar que allí donde hay influencia española, hay barroquismo.
1. En España
España, que
es un país esencialmente barroco, en el siglo XVII exagera sus propias
tendencias naturales y convierte su barroquismo eterno e inconsciente en un
barroquismo histórico y consciente.
La
dirección política de la Casa de Austria solidaria con el triunfo del
Catolicismo, es decir de la Contrarreforma, será un factor decisivo en esta
actitud anti-renacentista (y de reacción contra el neopaganismo italianizante)
que caracteriza al Barroco.
El Barroco
literario en España se manifiesta en tres direcciones: El culteranismo
que domina en la poesía y cuyo principal representante es Luis de Góngora; el conceptismo
que se refleja especialmente en la prosa y que tiene como agente
dominante a Francisco de Quevedo; el calderonianismo que continúa el
estilo barroco de Calderón de la Barca.
El culteranismo
también llamado cultismo o gongorismo presenta las siguientes notas
dominantes:
A. Se
continúan y profundizan las propuestas líricas del Renacimiento.
B. Se
introducen neologismos con la finalidad de crear un lenguaje culto y refinado.
C. Un
recurso poético importante consiste en el empleo del hipérbaton o alteración
del orden sintáctico normal de una oración con fines poéticos, a modo de
sintaxis latina y, también, utilización de metáforas audaces y caprichosas.
D. Afán de
demostrar conocimientos mitológicos.
El conceptismo
surge a partir del segundo tercio del siglo XVII con Francisco de Quevedo. Sus
características principales son:
A.
Movimiento anticulterano.
B. Recurre
a la metáfora como juego intelectual y no para el enriquecimiento sensorial de
la frase como lo había hecho Góngora.
C. Repudia
el halago retórico y se orienta hacia el terreno filosófico de donde rescata
los “conceptos” rectores de la nueva dirección poética.
El
calderonianismo se manifiesta preponderantemente en el teatro y
en particular en el drama de Calderón de la Barca.
Los
elementos barrocos en Calderón puede ser sintetizados así:
A. Poderoso
dinamismo.
B.
Retorcimiento conceptual y metafórico.
C. Una
particular movilidad en la misma acción y en los personajes.
D. Un
equilibrio inestable, análogo al de las formas inacabadas, abiertas del arte
coetáneo.
E. un
contraste, entre los personajes, entre las acciones opuestas y las actitudes de
éstos, que en la forma exterior coincide con las antítesis y paradojas, y que
tiene por equivalente el claroscuro en pintura.
F. Una
derivación hacia la ternura, el sentimiento, la nostalgia.
G.
Tendencia a la hipérbole, hacia lo desmesurado.
H. En el
drama domina un eje central y una ley de subordinación, y se da un abundante
elemento decorativo, metáforas brillantes que revelan lo poético y lo
pintoresco.66
2.
En Italia
Desde la
segunda mitad del siglo XVI se hispaniza el renacimiento italiano por la
supremacía política de España y por su influencia espiritual, que se ejerce
desde la iniciación del Concilio Trento (1545).
La
tendencia española a dar a todo asunto una enfoque religioso, a tratarlo “a lo
divino”, es adoptada por los escritores italianos.
La obra
maestra de la literatura barroca italiana es la Jerusalén Libertada (1575) de Torcuato
Tasso, epopeya de base religiosa que traduce la preocupación de la época de
la Contrarreforma. Se caracteriza por la melancolía, por una mezcla de
sensualidad y religiosidad, una especia de casta voluptuosidad, de
remordimiento y arrepentimiento, y finalmente por un arrebato propio del
misticismo español que contrasta con la atrevida sensualidad pagana,
típicamente renacentista de Ludovico Ariosto, autor renacentista ya estudiado supra.
3.
En Inglaterra
Es
asombroso que un país protestante y sajón haya adoptado durante medio siglo los
elementos espirituales de España, adversaria en lo político y en lo religioso.
El eufuismo
constituye la manifestación típica del barroco inglés; es una tendencia
equivalente al culteranismo. Se caracteriza por el tono alambicado, por la
afectación del estilo y el empleo de imágenes absurdas. Sin embargo el
esplendor y la brillantez son cualidades del
Euphues de Lyly que significa una revolución en el estilo y que influirán
en la etapa preparatoria del periodo isabelino.
En efecto,
los primeros dramas de Shakespeare sufren la influencia del Eufuísmo. Más
tarde, en Hamlet, Shakespeare ridiculizará a Lyly.
El más
hispanizado y el más barroco de los poetas ingleses de la época es Milton
(1608-1672), autor de El Paraíso Perdido.
4.
En Francia
En el siglo
XVII francés podemos distinguir tres momentos:
1° Período
de preparación del clasicismo y de manifestación del barroco (1610-1659)
2° Periodo
del clasicismo moderno o clasicismo francés (1659-1687)
3° Período
de transición hacia el Neoclasicismo del siglo XVIII (1687-1721)
En los
comienzos del primer período del siglo XVII se advierte una reacción contra la
literatura renacentista de Ronsard. Surge una tendencia a depurar la lengua y
el verso, reforma que fue iniciada por Malherbe y continuada por las academias
y los salones literarios.
La Academia
Francesa fundada privadamente por Conrart, se oficializa con Richelieu.
Los salones
tienen enorme importancia; constituyen verdaderos centros literarios en esta
etapa anterior a la implantación del absolutismo monárquico.
Autores y obras representativas del Barroco Español
El culteranismo: Luis
de Góngora.
ROMANCES
La
más bella niña
de
nuestro lugar,
hoy
viuda y sola
y
ayer por casar,
viendo
que sus ojos
a
la guerra van,
a
su madre dice
que
escucha su mal:
Dejadme llorar
orillas del mar.
Pues
me distes, madre,
en
tan tierna edad
tan
corto el placer,
tan
largo el pesar,
y
me cautivastes
de
quien hoy se va
y
lleva las llaves
de
mi libertad,
Dejadme llorar
orillas del mar.
En
llorar conviertan
mis
ojos, de hoy más,
el
sabroso oficio
del
dulce mirar,
pues
que no se pueden
mejor
ocupar,
yéndose
a la guerra
quien
era mi paz.
Dejadme llorar
orillas del mar.
No
me pongáis freno
ni
queráis culpar;
que
lo uno es justo,
lo
otro por demás.
Si
me queréis bien
no
me hagáis mal;
harto
peor fuera
morir
y callar.
Dejadme llorar
orillas del mar.
Dulce
madre mía,
¿quién
no llorará
aunque
tenga el pecho
como
un pedernal,
y
no dará voces
viendo
marchitar
los
más verdes años
de
mi mocedad?
Dejadme llorar
orillas del mar.
Váyanse
las noches,
pues
ido se han
los
ojos que hacían
los
míos velar;
váyanse,
y no vean
tanta
soledad,
después
que en mi lecho
sobra
la mitad.
Dejadme llorar
Letrillas.
96-1581
Ándeme yo caliente
y ríase la gente.
Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla
el príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados;
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.
Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.
Pase a media noche el mar,
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.
Pues Amor es tan cruel,
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel,
y la espada sea mi diente,
Alegoría de la brevedad de las
cosas humanas
Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
y sombra mía aun no soy.
La aurora ayer me dio cuna,
la noche ataúd me dio;
sin luz muriera, si no
me la prestara la luna.
Pues de vosotras ninguna
deja de acabar así,
Aprended, flores, en mí, etc.
Consuelo dulce el clavel
es a la breve edad mía,
pues quien me concedió un día,
dos apenas le dio a él;
efímeras del vergel,
yo cárdena, él carmesí.
Aprended, flores, en mí…
Flor es el jazmín, si bella,
no de las más vividoras,
pues dura pocas más horas
que rayos tiene de estrella;
si el ámbar florece, es ella
la flor que él retiene en sí.
Aprended, flores, en mí…
Aunque el alhelí grosero
en fragancia y en color
más días ve que otra flor,
pues ve los de un mayo entero,
morir maravilla quiero,
y no vivir alhelí.
Aprended, flores, en mí…
A ninguna al fin mayores
términos concede el sol,
si no es al girasol,
Matusalén de las flores;
ojos son aduladores
cuantas en él hojas vi.
Aprended, flores, en mí…
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
SONETOS
224-1582
Ya besando unas manos cristalinas
ya anudándome a un blanco y liso cuello,
ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh claro Sol invidioso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,
mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los tuyos más enojos,
228-1582
Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al Sol relumbra en vano,
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o víola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente
FABULA DE POLIFEMO Y GALATEA
{Descripción de Galatea}
XIII
…Ninfa de Doris hija, la más bella,
adora, que vio el reino de la espuma.
Galatea en su nombre, y dulce en ella
el terno Venus de sus gracias suma.
Son una y otra luminosa estrella
Lucientes ojos de su blanca pluma:
Si roca de cristal no es de Neptuno,
Pavón de Venus es, cisne de Juno.
XIV
Purpúreas rosas sobre Galatea
la Alba entre lirios cándidos deshoja;
duda de Amor cuál más su color sea,
o púrpura nevada, o nieve roja.
De su frente la perla es, eritrea,
émula, vana. El ciego dios se enoja,
y, condenado su esplendor, la deja
perder en oro al nácar de su oreja.
XV
Invidia de las ninfas y cuidado
de cuantas honra el mar deidades era;
pompa del marinero niño alado
que sin fanal conduce su venera.
Verde el cabello, el pecho no escamado,
ronco sí, escucha a Glauco la ribera
inducir a pisar la bella ingrata,
en carro de cristal, campos de plata.
{Descripción de la isla de Sicilia, abrasada
de amor por Galatea}
XXI
Arde la juventud, y los arados
peinan las tierras que surcaron antes,
mal conducidos, cuando no arrastrados
de tardos bueyes, cual su dueño errantes;
sin pastor que los silbe, los ganados
los crujidos ignoran resonantes,
de las hondas, si en vez de pastor pobre,
el céfiro no silba, o cruje el robre.
XXII
Mudo la noche el can, el día, dormido,
de cerro en cerro y sombra en sombra yace.
Bala el ganado; al mísero balido,
nocturno el lobo de las sombras nace.
Cébase; y, fiero, deja humedecido
en sangre de una lo que la otra pace.
¡Revoca, Amor, los silbos, o a su dueño
el silencio del can siga, y el sueño!
{Encuentro de Acis y Galatea}
XXIII
La fugitiva ninfa, en tanto, donde
hurta un laurel su tronco al sol ardiente,
tanto jazmines cuanta hierba esconde
la nieve de sus miembros, da a una fuente.
Dulce se queja, dulce le responde
un ruiseñor a otro, y dulcemente
al sueño da sus ojos la armonía,
por no abrazar con tres soles el día.
XXIV
Salamandria del Sol, vestido de estrellas,
latiendo el Can del cielo estaba, cuando
(polvo el cabello, húmidas centellas,
si no ardientes aljófares, sudando)
llegó Acis; y , de ambas luces bellas
dulce Occidente viendo al sueño blando,
su boca dio, y sus ojos cuanto pudo,
al sonoro cristal, al cristal mudo.
XXVII
Caluroso, al arroyo de las manos,
y con ellas las ondas a su frente,
entre dos mirtos que, de espuma canos,
dos verdes garzas son de la corriente.
Vagas cortinas de volantes vanos
corrió Favonio lisonjeramente
a la (de viento cuando no sea) cama
de frescas sombras, de menuda grama.
XXVIII
La ninfa, pues, la sonorosa plata
bullir sintió del arroyuelo apenas,
cuando, a los verdes márgenes ingrata,
segur se hizo de sus azucenas;
huyera; mas tan frío se desata
un temor perezoso por sus venas,
que a la precisa fuga, al presto vuelo,
grillos de nieve fue, plumas de hielo.
XXXI
Entre las ramas del que más se lava
en el arroyo, mirto levantado,
carcaj de cristal hizo, si no aljaba,
su blanco pecho, de un arpón dorado.
El monstruo de rigor, la fiera brava,
mira la ofrenda ya con más cuidado,
y aun siente que a su dueño sea, devoto,
confuso alcaide más, el verte soto.
XXXII
Llamáralo, aunque muda, mas no sabe
el nombre articular que más querría;
ni lo ha visto, si bien pincel suave
lo ha bosquejado ya en su fantasía.
Al pie –no tanto ya, del temor, grave-
fía su intento; y, tímida, en la umbría
cama de campo y campo de batalla,
fingiendo sueño al cauto garzón halla.
XXXVIII
El sueño de sus miembros sacudido,
gallardo el joven la persona ostenta,
y al marfil luego de sus pies rendido,
al coturno besar dorado intenta.
Menos ofende el rayo prevenido
al marinero, menos la tormenta
prevista le turbó o prognosticada:
Galatea lo diga, salteada.
XXXIX
Más agradable y menos zahareña,
al mancebo levanta venturoso,
dulce ya concediéndole y risueña,
paces no al sueño, treguas sí al reposo.
Lo cóncavo hacía de una peña
a un fresco sitial dosel umbroso,
y verdes celosías unas hiedras,
EL
CLASICISMO MODERNO
EN
LA FRANCIA DE MOLIÈRE Y RACINE
Mientras
el resto de Europa sufría las consecuencias de la degeneración del barroco.
Francia logró su edad de oro. Al siglo XVII se le ha denominado con razón le grand siécle. Pero este período del
clasicismo es breve.
Los
principales representantes del clasicismo francés son: en la tragedia, Racine;
en la comedia, Moliére; en la oratoria, Bousset; en la literatura mundana, La
Rochefoucauld y Mme. De Sevigné; en la crítica, Boileau y en la fábula, La Fontaine;
este último es el más independiente, el que menos se somete a las directivas
del siglo.
Vamos
a estudiar ahora los caracteres generales de la literatura clásica francesa de
la segunda mitad del siglo XVII:
1°
Está de acuerdo con las instituciones de la época.-
Es
una literatura al servicio de las instituciones sociales, políticas y
religiosas; es decir, respeta el orden establecido, no ataca, sino que sirve a
las instituciones y al régimen político.
2°
Es una literatura centralizada en la monarquía.- El monarca asume en la segunda
mitad del siglo XVII la dirección de los espíritus. En Versailles, el Rey Sol
es el protector de las artes y de las letras. (p. 87)
3°
Es una literatura critiana.- En la segunda mitad del siglo XVII hay unidad
religiosa en Europa. La religión del príncipe es la de los súbditos. Esta
divisa consagra la intolerancia. El Edicto de Nantes, expedido por Enrique IV
(1598), fue abolido ahora por Luis XIV (1685) estableciendo la intolerancia de
cualquier religión fuera de la católica.
4°
Es una literatura aristocrática y mundana.- Las producciones literarias están
destinadas preferentemente a las clase aristocrática. No es una literatura
popular. El espíritu mundano se manifiesta especialmente en las máximas de La Rochefoucauld y en las cartas de Madame de
Sevigné.
5° Es una literatura espiritualista y mora.- No
le interesa la naturaleza inanimada, las cosas del mundo exterior, sino el
hombre espiritualmente considerado, prescindiendo de su ser físico. No
interesan el vestido, el decorado, como ocurre en el preciosismo, ni la
descripción sentimental de un bosque o un río, sino el alma humana. Esta
literatura pretende transformar al individuo moralmente, no a la sociedad. La
reforma moral individual es el ideal de Moliére.
No
existe oposición entre el individuo y la sociedad; impera la armonía.
6° Es una literatura impersonal y objetiva.- No
interesan las sutilidades ni sentimientos subjetivos del autor; sus defectos y
cualidades, sino que, a diferencia del Barroco y del Romanticismo, el autor
permanece al margen, independiente a la obra.
7° Es una literatura disciplinada.- Está
sometida a reglas estéticas, tomadas de la tradición.
Su
principal codificador fue Boileau, quien en su Arte Poética (1674) toma las reglas aristotélicas y las exagera, no
dejando margen a la libertad. Sus reglas son caprichosas, rígidas, severas y
tienden a destruir la personalidad del escritor.
Lo
barroco y lo romántico se caracterizan por la libertad en el arte. En cambio,
lo clásico, por la sujeción a las normas.
8° Es una literatura equilibrada.- Se realiza un
equilibrio entre la razón y la verdad, equilibrio que dejará de existir en el
siglo XVIII.
La
razón es el guía que permite llegar a la verdad y comprender a la naturaleza.
Predomina sobre la imaginación, que conduce a lo fantástico, y sobre la
sensibilidad, que conduce a la expresión de los subjetivo. Sin embargo la razón
aparece, en el siglo XVII, sometida a las instituciones políticas y sociales;
respeta la religión, la moral y la tradición, debido al freno que éstas le
imponen. El predominio de la razón proviene del Renacimiento. Mientras que el
Barroco se aproxima a la Edad Media y se aleja del Renacimiento, el Clasicismo
se aproxima al Renacimiento y el espíritu renacentista es, en su esencia,
Clasicismo.
9° Es una literatura cuyo ideal artístico radica
en la imitación de la naturaleza.-
Se
sigue en ello a Aristóteles. No es una imitación servil de la naturaleza, sino
que se seleccionan los datos de la misma.
El
arte debe ajustarse a la realidad y no deformarla. Sus caracteres deben ser :
la naturalidad y claridad en los conceptos, sencillez en el estilo y en el
lenguaje; la naturaleza es sencilla.
10° Es una literatura que imita a los antiguos.-
Si el arte radica en la imitación de la naturaleza, los modelos fundamentales
deben ser los antiguos: por estar más próximos, más cercanos a ella, son los
que la han comprendido mejor, por eso son los más sencillos, los más objetivos.
Sin embargo, no se hace de los antiguos una imitación tan servil como en el
Renacimiento.
PERÍODO
DE TRANSICIÓN (1687-1721)
En
la literatura francesa, existe un período de transición entre los siglos XVII y
XVIII, período que participa de los caracteres de uno y otro siglo.
La
querella entre los antiguos y los modernos, en el aspecto literario: Bayle y
Fontenelle continuadores del racionalismo cartesiano, en el aspecto filosófico,
y los libertinos en el aspecto moral, caracterizan a este período en el cual se
encuentra la raíz y el germen de todo el siglo XVIII.
En
al querella entre los antiguos y los modernos aparece reflejada la crisis del
ideal clasico.
El
ideal clásico, armonía de la razón, de la verdad y de la belleza; se deforma
con el triunfo del racionalismo, que convierte a la razón, de factor predominante
(siglo XVII) en factor exclusivo (siglo XVIII).
El
aspecto fundamental de la querella consiste en la cuestión de si son superiores los antiguos
greco-latinos a los modernos o, si por el contrario, éstos han logrado
superarlos. Carlos Perracult es el jefe de los partidarios de los modernos. En
su poema El siglo de Luis el Grande
(1678), sin duda para halagar a Luis XIV, afirma que su siglo es más brillante
que el de Pericles y Augusto. La razón fundamental en que se basa para sostener
su opinión es la aplicación de la ley del progreso y de la perfectibilidad
indefinida del espíritu humano. Decía Perrault: “ los antiguos verdaderamente
somos nosotros, porque somos más viejos, tenemos más experiencia y por lo tanto
hemos llegado a una mayor perfección”.
La
creencia en el progreso, aplicada a la literatura, trae como consecuencia la
afirmación de la superioridad de lso modernos y el abandono de la tradición
clásica, lo que destruye el ideal artístico. El siglo XVIII será un siglo sin
arte, será el siglo del progreso y de la razón.
La
tesis de la superioridad de los modernos produjo gran conmoción y levantó
grandes resistencias. Los más grandes poetas de la época son partidarios de los
antiguos ( Boileau, Racine, La Fontaine y la Bruyere).
En
1701 se produce la reconciliación entre Boileau y Perrault, Boileau reconoce en
ciertos aspectos el mérito de los modernos. El error de la querella radica en
el planteamiento, en no reconocer que existe un ideal permanente de belleza que
puede alcanzarse en cualquier época.
EL
NEOCLASICISMO
La
literatura francesa del siglo XVIII presenta los siguientes caracteres:
1°)
Es una literatura militante que en nombre de la soberanía absoluta de la razón,
ataca todas las creencias tradicionales y pretende reformar o destruir todas
las instituciones de la época.
Los
tres pilares sobre los cuales descansaba el régimen anterior: poder
eclesiástico, forma de gobierno y organización social, son atacados en este
siglo.
2°)
Es una literatura revolucionaria por su contenido filosófico, pero conservadora
desde el punto de vista literario. Respeta las reglas y las formas de la
literatura del siglo precedente.
3°)
El racionalismo ha destruido el ideal clásico. Desaparece el equilibrio entre
la razón y la verdad, entre la razón y el sentido estético y se afirma la
primacía exclusiva y absoluta de la razón. La razón domina sin límites. Ni la
esferas de la fe, ni las de la tradición, se encuentran libres del dominio de
la razón.
4°)
El ideal artístico aparece desplazado por el espíritu filosófico y científico.
La lengua se intelectualiza, se amolda a las exigencias del pensamiento
filosófico, que trata de expresar con claridad y precisión. El fondo predomina
sobre la forma. Se pierde el sentido del matiz en el lenguaje. Hay, en cierto
modo, una precisión algebraica en la expresión de las ideas.
5°)
finalmente, la literatura del siglo XVIII desprecia a los antiguos, ataca toda
la tradición clásica en nombre de la creencia en el progreso. La imitación en
la literatura se realiza sobre modelos del siglo anterior y no sobre los
autores grecolatinos.
Durante
el siglo XVIII, la influencia francesa determinará la formación de una
literatura neoclásica en toda Europa, a la cual sustituirá, en el siglo XIX, el
Romanticismo. 67
65
Aclaración: El movimiento Barroco alcanza poca trascendencia en los países
europeos no españoles; por esta razón daremos primero las características
generales del Barroco en algunos países de Europa, y luego nos concentraremos
en España.
66 Cfr. Ángel Valbuena Prat. Historia
de la literatura española, tomo II,
7ª. Edición, Barcelona, Gustavo Gili, 1963, pp. 479-524.
69 Idem
69 Idem
No hay comentarios.:
Publicar un comentario