REFLEXIONES SOBRE ESPECTROS DE IBSEN
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Espectros (1881), titulada originalmente en danés Gengangere, es una pieza dramática de Henrik Ibsen. Representada por primera vez en 1882, la obra refleja los claroscuros de la moralidad del XIX.
En noviembre de 1880, Ibsen vivía en Roma. Por esas fechas, meditaba sobre la trama de la obra que estrenaría tras Casa de muñecas. Durante su viaje a Sorrento, en verano de 1881, ya trabajaba en la escritura de Espectros, que completó en noviembre del mismo año.
La protagonista es Helen Alving, quien se hace cargo del orfanato que ha construido en memoria de su difunto marido, el capitán Alving. Conversando con su consejero espiritual, el pastor Manders, le comenta que ese matrimonio estuvo lejos de la perfección. De hecho, la puesta en marcha del orfanato es una forma de evitar que su hijo, Oswald, reciba la corrupta herencia de Alving.
"Como en Casa de muñecas, como en Un enemigo del pueblo, como en El pato salvaje –escribe Joan–Anton Benach– Ibsen maneja enEspectros los elementos de su denuncia y de su furiosa sublevación moral, con una habilidad y eficacia prodigiosas. Superando los códigos del teatro romántico conduce al espectador, progresivamente, con una fría racionalidad, hasta el núcleo del drama. El autor revela magistralmente el nudo de falsedades, hipocresías, de convencionalismos que arruinarán la existencia de la viuda Alving y sólo cuando el drama se desdobla en tragedia y entra en el desenlace la obra se precipita y los espectros actúan para cobrarse una venganza apresurada, absolutamente irreal".
"Desengañémonos –añade–: Espectros tiene una última escena sencillamente imposible y que si pudo ser verosímil para los coetáneos de Ibsen cómodamente instalados en los convencionalismos de la teatralidad –lo que no impedía la indignación de la sociedad bienpensante de la época–, hoy es un trago amargo y dificultoso en virtud del prestigio del melodrama, que es lo que acaba siendo la pieza, sin perder por ello el carácter emblemático, fundamental, que tiene para el teatro europeo. Francesc Nel.lo, que hizo de Espectros materia de un seminario en el Centre Dramátic del Valles, detectó la peligrosa trampa de esa obra, aquellos puntos con los que el anacronismo podía debilitarla, unas acechanzas que, no obstante, eludió con una sabia contención expositiva" (La Vanguardia, Barcelona, 14 de enero 1988).
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