Pierre
Corneille (1606-1684)
Dramaturgo francés. Hijo de un abogado, en 1615 ingresó en el colegio de los
jesuitas de Ruán, donde pronto llamaron la atención sus composiciones en versos
latinos y algunos poemas dedicados a Catherine Hue. Se licenció en derecho en
1624, y hasta 1628, año en que su padre le consiguió dos cargos jurídicos,
realizó prácticas como abogado en el Parlamento de Ruán.
Su primera comedia, Melita,
inspirada por una frustrada pasión juvenil, la estrenó en París, en 1629, la
compañía de Mondory y Le Noir. Gracias al éxito de la obra, la compañía se
estableció en el teatro del Marais, en el que se estrenarían todas las
creaciones de Corneille hasta 1647. Durante siete años, mientras empezaba a
ejercer como abogado, sus comedias se sucedieron con rapidez (Clitandro Clitandro o la inocencia liberada, La galería del palacio); además, escribió su primera
tragedia,Medea. En 1635, designado por Richelieu como uno de los
Cinco Autores, participó en la elaboración de La comedia de las Tullerías (1635).
El arrollador éxito de la tragicomedia El Cid, en enero de 1637, hizo que sólo dos meses
después de su presentación circularan ya las primeras copias. La obra suscitó
también una enconada polémica, conocida como «la querella del Cid», en parte
debida a la acusación de plagio (la obra está basada en Las mocedades del Cid, de Guillén de Castro), pero
sobre todo porque rompía con las tres unidades teatrales clásicas (de tiempo,
de lugar y de acción), verdadero dogma para el teatro de la época; su osadía le
valió incluso la condena oficial de la Academia.
Entre 1640 y 1642, las tragedias Horacio y Cinna lo
confirmaron como el mayor dramaturgo de su época; en ellas, el autor se mantuvo
dentro de los límites de las unidades clásicas, tal como haría a partir de
entonces, y demostró el absoluto dominio que tenía sobre ellas. En 1641
contrajo matrimonio con Marie de Lampérière. A la muerte de Richelieu, gozó de
la protección de Mazarino y fue admitido en la Academia Francesa (1647).
En 1650, la maquinaria necesaria para la puesta en
escena de Andrómeda, presentada como su obra
maestra, justificó la construcción del Théâtre du Petit-Bourbon. Durante la
Fronda, renunció al ejercicio de la abogacía para sustituir al procurador
general de Normandía, quien fue restablecido en sus funciones en 1651 sin que
Corneille pudiera recuperar sus cargos anteriores. Nicomedes, la tragedia que siguió entonces, lo enemistó
con Mazarino por su apoyo implícito a Condé, su adversario político.
Perdido el apoyo económico oficial, y hundido en
una profunda crisis moral, acentuada por el fracaso de Pertharite, en 1652 anunció que abandonaba el teatro.
Hasta 1658 se dedicó a la traducción en verso de La imitación de Jesucristo y a la composición
laboriosa del Teatro, obra en tres volúmenes que
se editaron en 1660. Fouquet le inspiró el tema de Edipo, la tragedia con la que volvió al escenario. Su
carrera literaria se prolongó aún quince años más, pero ya no volvió a conocer
los éxitos de etapas anteriores.
En 1662 se instaló en París con su familia, y a
partir de 1663 recibió una pensión anual por figurar, junto con Molière y otros autores, en la lista de las
gratificaciones reales. Compuso en esa época unos poemas panegíricos de Luis
XIV y tradujo obras piadosas. Por estos años, la opinión pública estaba divida
entre sus admiradores y los de Jean Racine, si bien su Tito y
Berenice, en 1670, fue peor recibida por público y crítica que la
obra de su rival sobre el mismo tema (Berenice).
Corneille se retiró definitivamente en 1674. A
partir de 1677 sus tragedias fueron recuperadas y llevadas de nuevo al
escenario, y en 1682 se volvió a editar Teatro. Corneille
es, por excelencia, el autor de la tragedia clásica francesa; creó héroes
admirables tanto por su grandeza moral, como por su afán de gloria, y representó
pasiones extremadamente violentas gracias al vigor inigualable de su estilo
oratorio.
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