Shakespeare
o no Shakespeare
Por Esther
Ginés
Nadie discute ni duda de la grandeza
de las obras de William Shakespeare, pero ¿y si lo que
se cuestionara fuese su identidad? ¿Y si William Shakespeare no fuera quien
realmente creemos? Lejos quedan ya las opiniones de estudiosos que decían que
Shakespeare era en realidad Francis Bacon o el
dramaturgo Christopher Marlowe. Y es que muchos investigadores, a lo largo de
los años, han intentado arrojar algo más de luz sobre la confusa identidad del
dramaturgo. La principal conclusión a la que han llegado vincula al autor de
obras imprescindibles como el Rey Lear o Hamlet con el noble Edward de Vere. John Thomas
Looney, en la década de 1920, y Charlton Ogburn, en los 80, fueron los primeros
en hablar de Edward de Vere como el verdadero dramaturgo al que el mundo entero admira. El escritor y traductor malagueño Ricardo
Mena, un estudioso de la figura del
autor inglés, se adscribe a esta hipótesis en un interesante
libro llamado Ver, comienza (Ediciones
Alvaeno). En él, Mena sostiene que los verdaderos orígenes de Shakespeare son
una especie de tema prohibido en Inglaterra (y por extensión, en países como
España), sobre todo por razones económicas. La
presión de Stratford-upon-Avon (la localidad donde se dice que nació el genio
literario y firme defensora de la llamada teoría stratfordiana), ha sido y es muy fuerte, pero
algunos investigadores se han atrevido no solo a desafiarla
sino a desmontarla. Son los defensores de la
conocida como teoría oxfordiana, que sostiene que el noble Edward de Vere, 17º
conde de Oxford, fue el responsable de los conocidos sonetos. El elevado
estatus social de Edward de Vere, su conocimiento de
primera mano de la vida en la corte y su rica cultura
explicarían, según expone Ricardo Mena, la grandeza de las obras teatrales y de
los sonetos que dejó al mundo. Hablaríamos entonces de Shakespeare como un mero
seudónimo, una máscara tras la cual se escondió
el noble de Vere. Shakespeare, nos recuerdan los oxfordianos, fue un hombre nacido en un entorno rural, sin acceso a la cultura
y del cual apenas existe documentación histórica. En el prólogo de su libro,
Ricardo Mena nos habla de Delia Bacon, la primera persona (con el añadido
histórico de ser mujer) que cuestionó elmito del escritor
sin educación que llegó a escribir con un vocabulario de más de 22.000 palabras
gracias a su ?genio sobrenatural?. Ella hizo hincapié en que las obras de
Shakespeare hablaban siempre desde el punto de vista y la
perspectiva de un escritor que piensa y siente la vida como un hombre de la
corte. También el cine ha querido aportar su granito
de arena a este interesante debate. Un ejemplo reciente es el de Anonymus, una película que ha pasado casi desapercibida
y que habla de estas teorías sobre el dramaturgo. Es bastante significativo que
una cinta que aborda un tema tan interesante como este estuviera en cartel tan
poco tiempo que muchos espectadores ni llegaron a oír hablar de ella. ¿Por qué
querría Edward de Vere ocultar su identidad? Es obvio que en sus obras plasmó
numerosos acontecimientos de su vida; esas huellas quedaron perfectamente
ocultas bajo el nombre del genio de Stratford. Una lectura en profundidad del
libro Ver, comienza nos desvela otra gran ?bomba
informativa?: Edward de Vere mantuvo relaciones con la reina Isabel I de
Inglaterra; y por si todo esto fuera poco, es posible que incluso fuera su
hijo. El tema da para mucho y, según opina Ricardo Mena (que ha estado años investigando sobre el bardo), en Hamlet un lector que conozca estas teorías bien
podría encontrar más de un guiño a la historia de Edward de Vere y la reina
Isabel I. Lo que está claro es que
después de conocer esta teoría con cierta profundidad el lector no vuelve a
acercarse por igual a las obras de Shakespeare. Parece que todo podría
resumirse en la frase: ?Shakespeare o no Shakespeare. He ahí la
cuestión?.
http://undiaenmacondo.blogspot.com.es/Fuente: http://letras.alvaeno.com/#post1631
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